Historias contadas a la vera del Camino

F. TRESPADERNE / Belorado
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El holandés Paul J. Melman, afincado en Belorado, publica 'La persona detrás de la mochila', un libro que recoge sus vivencias con 18 de los más de 8.500 peregrinos que han pasado por su Casa Waslala

Paul J. Melman presentará su libro este lunes, festividad de Santiago, en el Teatro Reina Sofía, a las 20 horas. - Foto: Valdivielso

Paul J. Melman es de esas personas que inspiran confianza y transmiten paz, tal vez por eso vive ligado al Camino de Santiago y abre las puertas de su Casa Waslala a los peregrinos que buscan la tranquilidad que en ocasiones no pueden encontrar en un albergue y departir con un buen conversador, como este holandés que lleva afincando en Belorado desde hace dieciséis años y que ya es un beliforano más.

En estos días la Ruta Jacobea recupera, tras los dos duros años de la pandemia, la pujanza tuvo y la 'calle mayor de Europa', en la que está la Casa Waslala, es un flujo constante de peregrinos en busca de un reparador descanso y de alimentos, y bebidas, con los que reponer fuerzas tras una agotadora jornada bajo un sol implacable.

Al pie de esta calle nos recibe Melman, en el fresco patio de su casa, para hablar del Camino de Santiago, de peregrinos y de su libro La persona detrás de la mochila, una recopilación de varias historias de personas que se hospedaron en la casa de este holandés y que, de algún modo, dejaron huella al descubrir la persona a la que la pesada mochila impedía ver.

«Hace tiempo que empecé a sentir que todo el mundo estaba viendo al peregrino como un símbolo, en el sentido de que todos son lo mismo y no es cierto porque cada persona tiene su mundo y su personalidad», manifiesta Melman, quien aprovechó la dura pandemia para 'ordenar' las historias de personas «que han estado aquí y que ponen de manifiesto las diferencias que hay entre peregrinos».

Desde 2009. La selección de las historias que ha recopilado en su libro La persona detrás de la mochila no ha sido nada fácil porque por su Casa Waslala ya han pasado más de 8.500 peregrinos, «y he hecho una selección de solo 18», afirma, a la vez que recuerda alguno con el que todavía mantiene contacto, «y vendrá de nuevo el día 1 de agosto, tocará el timbre y entrará con una barra de pan. Es lo que viene haciendo todos los años desde 2009», aventura.

El relato de esa persona, apunta el autor, se llama La monotonía del Camino y prefiere no revelar la identidad de este peregrino, ni la de ninguno de los otros 17. Todos llegaron a la casa de Melman con ganas de compartir vivencias, no solo descansar y reponer fuerzas. Cada una de las piezas hace referencia a una visita, que también puede ser de una pareja, «con historias que sorprenden porque pasan en el Camino de Santiago». 

De los más de 8.500 peregrinos que ha conocido Melman el que más le ha marcado, no lo duda ni un instante al ser preguntado, «es el japonés del último relato del libro», aunque también destaca el primero, que hace referencia a un español «que vino, abrió la puerta y gritó ¿quien puso el nombre de Casa Waslala?. Era un exmilitar que estuvo después de la Guerra Civil en Nicaragua en el proceso de pacificación y se quedó en un pueblo que se llamaba Waslala».

El libro, que se presentará el lunes, día 25 y festividad de Santiago, a las ocho de la tarde en el Teatro Reina Sofía de Belorado, fue escrito originalmente en holandés y publicado en el país de los tulipanes en 2020. «Ahora, gracias a la covid y al estar dos años encerrados, y con la ayuda de la directora de la Biblioteca de Belorado, se ha traducido porque para un holandés es imposible escribir literatura en castellano porque en Holanda se utilizan cinco palabras para decir algo y en español son 25», afirma Melman, que se defiende perfectamente en castellano y se muestra satisfecho por la acogida que ha tenido la publicación en su tierra natal.

En cada unos de los 18 relatos que jalonan el libro Melman profundiza en los protagonistas, con los que en su día compartió vivencias, los motivos por los que uno se embarca en la aventura que supone hacer el Camino de Santiago y las relaciones que se entablan en él. «Son historias que nunca habrían salido a la luz sin el Camino de Santiago», afirma Melman, quien matiza que no todos los peregrinos llegan a su casa con ganas de mantener una relación, de un día o unas horas. «Hay algunos que llegan te dan los buenos días y al día siguiente te dicen adiós, y entre estos dos mensajes no hay nada, pero hay otros que tienen ganas de hablar.Cuando ofrecíamos la posibilidad de cenar, antes de la covid, era mucho más fácil porque compartíamos mesa con ellos».

El ambiente de Casa Waslala, la amabilidad de Paul y su esposa, y la magia delCamino de Santiago hacen posible que todos los días se reescriba la historia de cientos de peregrinos, aunque en el libro de Melman, en su pesada mochila, solo hay sitio en esta ocasión para 18 relatos que invitan a vivir la aventura jacobea.

«Si alguien quiere saber donde quedarse a dormir mejor que busque una guía y si está interesado en conocer que tipo de personas están en el Camino, todos ellos con una mochila y dos bastones, que lea el libro y conozca a los peregrinos de estos relatos», afirma este beliforano con acento extranjero.