El matadero comarcal suma clientes y duplica beneficios

A.C. / Villarcayo
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Cerró el año con 51.415 euros de superávit que harán posible la contratación de un nuevo matarife

Dos matarifes trabajando esta semana en el matadero comarcal ubicado en el polígono industrial de Villarcayo. - Foto: A.C.

En contraste con los siete años continuados de pérdidas que acumulaba en su haber, el matadero comarcal que sustenta el Ayuntamiento de Villarcayo ha vuelto a dar signos de que sus resultados positivos de 2021 no eran flor de un día y ha seguido en la senda del crecimiento, al cerrar 2022 con unos ingresos de 402.180 euros y unos gastos de 350.765 que arrojan  un superávit de 51.415, más del doble de los 24.483 que dio 2021. La cartera de grandes clientes que ya se incrementó de 33 a 50, sobre todo, en el ultimo semestre de 2021 tras el cierre del matadero de Llodio (Álava) y la captación de numerosos negocios de Vizcaya, ha continuado engordando en 2022 hasta los 57, gracias especialmente a la recuperación de antiguos clientes que han vuelto a confiar en el matadero.

El importante aumento del sacrificio de cabezas de vacuno, que generan más de la mitad de los ingresos totales del matadero, ha sido la clave para que se vayan compensado los 362.000 euros de pérdidas acumuladas hasta 2020. Si en 2020 se mataron 1.349 cabezas de bovino y en 2021, 1.739, el pasado año alcanzaron las 2.025, un 16% más. En kilogramos de matanza, el vacuno creció de 505.283 en 2021 a 566.668 en 2022. No obstante, el sacrificio podría haber sido mayor, dado que, en ocasiones, tras contactar con un gran número de ganaderos de la comarca, ninguno ha podido servirles el volumen de animales que demandaba alguno de los clientes de Vizcaya. 

En el conjunto total de la actividad del pasado año, los kilos de matanza crecieron un 13% de 679.471 a 767.511 y prácticamente se incrementó el sacrificio de todas las especies, siendo los cerdos los de mayor crecimiento tras el vacuno. Fueron un 19% más, al pasar de las 1.162 cabezas en 2021 a 1.383 en 2022, mientras que los lechazos subieron de 4.104 a 4.384 cabezas.

El alcalde villarcayés, Adrián Serna, recuerda que «en 2017 nos encontramos con muchos problemas en el matadero que se han ido solventando». «Hemos tenido que recuperar la confianza de los clientes y demostrar que el servicio que damos es muy bueno», añade el regidor, para quien la situación actual es fruto de dos líneas estratégicas. Una fue la decisión de encomendar tareas comerciales al nuevo encargado del matadero en 2017, una labor que antes no desarrollaba, y la otra ha sido la aplicación de una política de «gasto mínimo en inversiones y gastos corrientes».

Con el cinturón. Así, «con el cinturón puesto desde 2017», como ilustra Serna la gestión en los últimos años se ha llegado a un 2023, en que se adquirirá nueva maquinaria y utillaje por valor de 25.000 euros y los presupuestos municipales contemplan la contratación de un nuevo matarife que elevará la plantilla de ocho a nueve profesionales más la encargada del área administrativa. Esta situación contrasta con otros mataderos, como el de Salas de los Infantes, en la comarca de La Demanda, que tuvo que echar el cierre el pasado verano. Ytiene mayor mérito aún en un ejercicio, en el que los gastos de combustibles se duplicaron de 9.400 a 17.292 euros; o los de gas también fueron casi el doble, al pasar de 2.894 a 5.547. Para compensarlos en una pequeña parte, los precios del matadero aumentaron en enero de 2022 un 6,5% y este año se mantendrán congelados.

«Para nosotros, el círculo que genera el matadero desde el punto de vista económico es fundamental», concluye el alcalde villarcayés, muy satisfecho de que «las reses nacen en Merindades, se crían en la comarca, se matan en Villarcayo y se venden al exterior, en su mayoría, a Vizcaya, lo que deja dinero al agricultor, al ganadero, al matadero y al transportista, entre otros».