«He presentado muchas quejas por fallos en la rampa»

C.M.
-

Segundo Saiz tiene que desplazarse en silla de ruedas y realiza cuatro viajes al día en autobús urbano. Debe sortear numerosas dificultades aunque los nuevos vehículos y la accesibilidad de las paradas hacen su vida más fácil

Pese a la mejora en la accesibilidad al transporte urbano en Burgos, Segundo Saiz aún debe sortear numerosas dificultades cada vez que se sube al bus. - Foto: Valdivielso

Segundo Saiz, de 70 años, usa el autobús urbano una media de cuatro veces al día. Tiene problemas de movilidad y va en sillas de ruedas. De lunes a viernes coge la línea C1 del bulevar para acudir al Centro Graciliano Urbaneja a recibir terapia y la línea 21 plaza España-Cortes para ir a su casa. Como usuario habitual de este servicio público es testigo de los problemas de accesibilidad que todavía quedan por solucionar a pesar de los esfuerzos que el Ayuntamiento ha realizado en los últimos años con la adaptación de paradas o la renovación de la flota de autobuses. Pero la tecnología no es infalible y en numerosas ocasiones la rampa situada en la mitad del autobús para facilitar el ascenso y el descenso falla, lo que supone un gran problema al tener que esperar a la llegada de otro vehículo. 

Los nuevos autobuses permiten accionar la rampa de manera automática o manual, de modo que si falla el primer sistema el conductor puede accionarla aunque ello le obliga a levantarse y volver a su asiento. «Hay muchos problemas con la rampa, sobre todo en los autobuses más pequeños. He presentado muchas reclamaciones en la oficina de la plaza Virgen del Manzano aunque con los nuevos vehículos hay menos fallos», asegura.

De hecho, cuando este periódico acompañó a Segundo para conocer las dificultades a las que se enfrenta para usar el autobús urbano, en la parada de los Soportales de Antón, el conductor optó por sacar la rampa de manera manual para evitar cualquier problema. «Hay conductores con más pericia que otros, pero en general siempre nos intentan facilitar la maniobra».

Ello no quita para que haya algún accidente con la rampa. De hecho, Saiz sufrió uno hace unos años por un fallo técnico pero no por ello ha dejado de usar este medio para sus desplazamientos. Hay que recordar que los autobuses urbanos circulan los 365 días del año y hacen cientos de kilómetros a lo largo de la ciudad. 

Eduardo Ortega, que también tiene que desplazarse en silla de ruedas para acudir a su trabajo en la Universidad, reconoce que la opción de que los conductores puedan activar la rampa de manera manual reduce los problemas. «Siempre hay incidencias pero se han reducido gracias a esto». 

A la sede de la Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad (Cocemfe) llegan quejas de sus asociados por fallos o caídas. «A veces la rampa está estropeada y se tienen que quedar esperando a otro autobús. Si es verano no pasa nada pero en invierno lo pasan mal, dado que corren el peligro de que se les congelen las piernas al no tener sensibilidad. También hemos tenido casos puntuales de personas que se han caído», aseguró Raquel Zubiaga, técnico de accesibilidad, que también pone en valor el esfuerzo en mejorar la accesibilidad de las paradas y de los paneles informativos. 

También a través del Servicio de Información y Atención Ciudadana 010 llegaron una docena de quejas relacionadas con las rampas durante el año pasado, según se desprende de los listados que cada mes se analizan en la Comisión Especial de Quejas y Reclamaciones. La mayoría de ellas son por fallos en la rampa, lo que hace que los usuarios tengan que esperar al siguiente bus, o a que no se puede desplegar por haber vehículos aparcados indebidamente en la parada. Los conductores también sufren este tipo de indecencias al no poder prestar el mejor servicio a las personas con movilidad reducida y conminarles a que esperen al siguiente autobús.

El presidente del comité de empresa, Juan Jesús Núñez, asegura que las rampas se revisan en cocheras. «A veces fallan pero se pueden sacar de manera manual. No hay olvidar que los autobuses funcionan 18 horas al día 365 días al año».