Villahoz, hogar para refugiados

I.P.
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Villahoz está de moda por el proyecto Startup Village, pero también por la casa de acogida para personas que han solicitado protección internacional de asilo, que gestiona la ONG ACCEM

Los 3 refugiados de espaldas al fondo. Delante, el alcalde, responsables de ACCEM y el teniente de alcalde. - Foto: Valdivielso

Villahoz se ha situado en el punto 0 de la repoblación rural. Ya no solo miran hacia este pequeño pueblo de la comarca del Arlanza los empresarios que buscan un lugar tranquilo donde operar con sus startup tecnológicas. También Villahoz se ha convertido en un lugar de acogida, donde la Organización No Gubernamental ACCEM, que trabaja por mejorar la calidad de vida de las personas refugiadas y migrantes, cuenta con una casa de acogida gracias a la donación que hicieron hace unos años unos hermanos de la localidad. 

Esta vivienda en el medio rural se suma a otras 8 que tiene la Ong en Burgos capital. Desde hace unos meses, la vivienda está ocupada por tres familias que han solicitado a España protección internacional tras huir de sus países, dos familias de Venezuela y una de El Salvador.

Las razones para abandonar sus países, sus familias y sus vidas son diversas: motivos políticos, ideológicos, religiosos, condición sexual y porque en sus países, en definitiva, no se respeta la libertad para ejercer los derechos humanos...

Los tres casos de Villahoz se incluirían en el tema ideológico-político y amenazas de muerte, con situaciones insostenibles para ellos y sus familias, aseguran. Ahora residen en el pueblo, donde ACCEM trabaja con toda la unidad familiar en apoyo multidisciplinar, que en este caso hace el educador Enrique Ortega.

Los niños en edad escolar están integrados en el colegio del pueblo y los mayores con el resto de vecinos que, dicen, les han acogido con los brazos abiertos. Su estancia es temporal, están en la primera fase del proyecto, explica Olga Aguilar, responsable de ACCEM Burgos, que agradece, igualmente, las facilidades del Ayuntamiento.

Este primer paso de acogida en el que están no es otro que esperar su permiso una vez solicitada la protección. Cuando eso suceda y si tienen trabajo y salario, emprenderán el camino por sí solos, explica Olga, que puntualiza que en todo caso, si no obtienen trabajo les seguirían apoyando, "pero este recurso tiene una temporalización entre 18 y 24 meses", añade.

Cada familia tiene su historia. J.C. Martín (nombre ficticio como los otros dos) está a la espera de que en marzo le concedan el permiso de trabajo, lo que también le permitirá homologar su título y buscar trabajo. Le duele haber dejado El Salvador, donde además, estaba realizando una labor social con chicos jóvenes, labor formativa en el campo de las nuevas tecnologías y de prevención. Con las mismas expectativas de arraigarse aquí se mueven C. Castilla y B. Correa.   

TESTIMONIOS

J.C. Martín / El Salvador

Este ingeniero civil, casado con una psicóloga, ha dejado El Salvador, y con esa decisión se desprende de sus ilusiones, de su trabajo en la hostelería al que siempre se ha dedicado su familia y de la clínica de asistencia psicológica que había abierto con su mujer.

En 2013 ya sufrió un atentado por parte de lo que allí denominan ‘cuadrillas’ que le llegaron a disparar. Con los años, la situación de ‘acoso’ no ha mejorado y cada año le reclaman ‘la renta’ (impuesto), dicen que para ‘protegerlos’ de otras pandillas. Y no solo eso, la persecución física no cesaba al salir de casa, del trabajo, al ir a cualquier sitio con el coche... En 2019, el nuevo gobierno iba a implementar el control territorial, con lo que las cuadrillas, más agresivas con esa medida, intentan recabar más renta, acabando, dice, con su paz y tranquilidad. Tiene 2 hijos y espera rehacer aquí su vida y recuperar la paz.

D. Castilla / Venezuela

Venezuela está cada día en los medios de comunicación y su realidad nos es cercana. Para D. Castilla ahora es un mundo muy lejano que ha dejado con su mujer y su hija de 8 años. Él asegura que el conflicto allí es político, "que nos ha sacado de nuestra tierra, nuestros hogares". Defiende cosas buenas que hizo Hugo Chávez, para él lo peor ha venido con Maduro, "todo se ha venido abajo". En su caso, asegura que optó por apoyar a la oposición y dar la cara, "lo que es un riesgo".

Para D. y su familia la situación se hizo insoportable cuando "fuimos prácticamente secuestrados en nuestras casas dos semanas", recuerda, por sublevarse ante el saqueo de un supermercado en la zona donde residía. El miedo fue tal y la falta de recursos, que tomaron la decisión de salir, vía Colombia, donde estuvo 6 meses; después, Ecuador y ahora, los tres están en Villahoz.

B. Correa / Venezuela

Tiene 31 años, es médica cirujana y, al igual que los compañeros con los que comparte casa, buscó la protección de nuestro país ante la persecución que sufría en Venezuela, donde asegura que es imposible prosperar y trabajar en el sector público si no eres del ‘régimen’ porque te presionan constantemente para que les votes y apoyes.

Eso le sucedió a ella, dice, en el momento que entró en el sector público, agravado cuando decide hacer el post-grado. "Me congelaron sueldo, suspendían asistencia, pago de nómina, bono alimenticio, desaparecía mi lista de asistencias...".

La gota que colmó el vaso fue la imposibilidad de cursar la subespecialidad, "no me permitieron hacerlo por no estar inscrita en el partido del Gobierno", añade. Ante lo que presume que no podrá lograr, decide vender todo lo que tiene y marcharse, primero a Perú y ahora, aquí.