Tráfico alerta de la desbocada edad media del parque móvil

D. ALMENDRES
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La antigüedad de los vehículos alcanza los 14,7 años, por los 13,5 de promedio en España. Esta circunstancia afecta a la seguridad y evidencia las dificultades para rejuvenecer la flota

Los coches con más de 10 años de antigüedad son protagonistas en las calles de la capital. - Foto: Valdivielso

La cuestión está sobre la mesa, las causas están identificadas y las posibles soluciones (aunque complicadas) están planteadas. Fue Alberto Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular, quien defendió el pasado mes de noviembre la importancia de retirar de las carreteras españolas los coches con más de diez años de antigüedad para responder a la estrategia de futuro planteada desde Europa. Una vez lanzado el debate, ¿quién se encarga de poner el cascabel al gato?

Los fríos datos revelan la cruda realidad de la situación.La antigüedad del parque automovilístico del país, con 30 millones de vehículos, supera los 13,5 años de media. Esta cifra se aleja de los 11,5 años que presentan los automóviles en algunos países del continente, un problema agravado en Burgos.

No en vano, según el último registro oficial la antigüedad de los 196.168 turismos dados de alta en la provincia alcanza los 14,7 años. «Es un dato que nos preocupa», señala Raúl Galán. El jefe provincial de Tráfico reconoce que esta situación «no debería ser así», pero lo cierto es que el 65,63% del parque móvil burgalés acumula más de 10 años. De la misma manera, tomando como referencia la controvertida propuesta de Feijóo,  casi 129.000 turismos de Burgos quedarían fuera de juego con esta medida. El laberinto es complejo y el tiempo corre en contra.

«Influyen muchas circunstancias en esta situación, sobre todo la económica», resume Galán, quien alerta de los riesgos que provoca en la seguridad el envejecimiento general de los automóviles. «Nos preocupa el mantenimiento de los vehículos», insiste. «Muchos conductores cuidan sus coches, pero puede que en otros casos no sea así», matiza. Ello tiene su efecto en la siniestralidad y en sus consecuencias. 

La tecnología aplicada a las medidas de seguridad evoluciona a pasos agigantados y Galán advierte de la «percepción equivocada» que pueden tener algunos propietarios de turismos antiguos. «Podemos pensar que nuestro coche, que hace 10 años tenía los últimos avances, aún está por encima de la media y no es así. Cualquier turismo de gama media de hoy en día les ha superado», explica.

Desde la Dirección General de Tráfico tienen clara una premisa. Rebajar la edad media de los automóviles también reduciría la gravedad de los siniestros. «Los nuevos coches son más seguros», subraya Galán, quien también destaca la importancia de contar con un parque que emita menos emisiones.

La Comisión Europea publicó en noviembre su propuesta definitiva para la Euro 7, la próxima normativa contra la contaminación que destaca por sus medidas restrictivas. Aunque Galán se muestra convencido de que desde la administración «se intentará ayudar» a la renovación del parque móvil «por seguridad, movilidad y sostenibilidad», la situación socioeconómica no ayuda.

La crisis de los semiconductores provocó que no haya disponibilidad de vehículos nuevos. Ello hizo que se disparara la compra de coches segunda mano, mientras que la escasez de materiales y la inflación impacta de forma directa en el precio final de venta.

El sector de la automoción se adapta a estas complejas circunstancias, máxime con 2035 en el horizonte. Ese año se dejarán de fabricar automóviles de combustión, un plan que ahora genera incertidumbre y dudas. Tanto en el sector como en el consumidor.

«No sabemos a qué velocidad vamos a ir», matiza Galán. Sin embargo, el jefe provincial de Tráfico tiene claro que el modelo clásico de la compraventa de vehículos y su uso «va a cambiar mucho».

El escenario es incierto y la Asociación de Concesionarios de Automóviles de Burgos (Aconauto) advierte que la situación «se agravará y será cada vez más difícil». Renovar el parque móvil requiere una inversión importante, pero ya parece evidente que «una parte de la sociedad» no podrá cambiar de coche «tan a menudo». 

«Los vehículos están subiendo de precio al ritmo de las materias primas, de los chips y de la ley de la oferta y la demanda», señala Arce, un problema al que se unen las futuras restricciones de la movilidad.

La industria asume que la sociedad española no ha podido renovar su coche a la velocidad ideada en la Unión Europea, con una horquilla que comprendía entre ocho y diez años de antigüedad. Arce tiene en cuenta otros factores, como que en España «se pagan más impuestos que en otros países» y la falta de incentivos propuestos desde el Gobierno para impulsar el cambio a vehículos más limpios.

Para el presidente de Aconauto, las medidas diseñadas hasta ahora no son suficientes. «Estos vehículos son más caros. Además, en 2035 tampoco se podrán vender híbridos y con ello se limitan las ventas. No dan las ayudas correctas para llegar a un mayor porcentaje de la población», lamenta. Mientras, el parque móvil pide respuestas.