Vivir junto a un basurero

A.G.
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Los vecinos de Camino Casa la Vega siguen sufriendo las consecuencias del abandono del edificio de Textiles Marín, que en los últimos meses se ha visto invadido de una basura singular: briks de leche desnatada

El estado de las naves afea la calle desde hace años. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Es uno de tantos problemas de la ciudad que no acaban de resolverse a pesar de los muchos años de quejas vecinales que acumula y de los intentos de mediación por parte del Ayuntamiento en los últimos tiempos. El edificio que en su día albergó el mítico comercio burgalés Textiles Marín en la calle Camino Casa la Vega continúa, imparable, su deterioro y sigue siendo una suerte de contenedor que afea toda la zona. Al techo de amianto que tanto preocupa a los vecinos por la toxicidad que supone, se le suma la parte exterior del otrora popular establecimiento, que está llena pintadas (no artísticas precisamente) y de carteles pegados y arrancados y desde hace un par de meses se encuentra, además, está invadido por una basura muy concreta: briks vacíos de leche desnatada de una marca concreta.

Nadie sabe explicar cómo han podido caber a través de la malla metálica que cubre la puerta principal estos envases y se apunta a alguna gamberrada o a alguien poco escrupuloso con la limpieza de la ciudad que tiene la singular costumbre de llevar esos desechos. Pero el caso es que allí siguen muchas semanas después sin que haya demasiado interés por adecentar algo una calle que ha tenido peores épocas. Hace un par de años hasta ratas de gran tamaño se encontraron, lo que movió al Ayuntamiento a enviar a su servicio de plagas y, de paso, adecentar todo el espacio. Fue en septiembre de 2019.

En el vecindario hay desde hace mucho tiempo un gran malestar con los dueños de la nave, la empresa Fincas y Alquileres Siglo XXI, S.L., por la dejadez que han demostrado en el mantenimiento de la misma y porque no hacen frente a sus obligaciones pecuniarias: ni pagan la comunidad ni ninguna de las derramas que desde que lo abandonaron han tenido que asumir el resto de los propietarios de los edificios anejos. 

En enero de este año el área de Fomento del Ayuntamiento inició una mediación entre los dueños de las viviendas y el resto de los locales comerciales anejos y los promotores, después de que se diera luz verde a que la zona se convierta en una manzana residencial. De momento, estos esfuerzos no han surtido el efecto deseado y sigue habiendo en el corazón de Gamonal un punto negro urbanístico que impide hacer el espacio más habitable.

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