¿Cómo ha cambiado Aranda en estos 25 años?

LETICIA NÚÑEZ
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La ciudad acababa de estrenar la reforma del Hospital y la comisaría de Policía Local. Tras años de abandono, se aprobó urbanizar el paseo Picasso, hasta entonces de tierra, y entró en vigor la ORA

La Casa de los Fantasmas, en la emblemática plaza del Trigo, estaba en remodelación. - Foto: Florentino Lara

¡Ah, cómo hemos cambiado! Qué lejos ha quedado aquella Aranda de Duero de 1998. Y es que un cuarto de siglo da para mucho. A todos los niveles. Por aquel entonces, la ciudad acababa de estrenar la actual comisaría de la Policía Local, en el entorno de los Jardines de Don Diego. También finalizaron las obras de reforma del Hospital de los Santos Reyes, que se inauguraron el 15 de junio tras haber comenzado en mayo de 1993. Y, entre otros muchos asuntos, se inició la urbanización del sector A, es decir, del área delimitada por las avenidas Castilla, Luis Mateos y Aragón, junto al edificio de Las Francesas, de manera que en los años siguientes se fueron construyendo las viviendas, mayoritariamente unifamiliares, que hoy componen el mapa de la capital ribereña.

Hubo muchas más obras que contribuyeron a que la ciudad diera un salto exponencial. Tras años de abandono, en 1998 se aprobó la urbanización del paseo Picasso, ubicado en el barrio de La Estación. Hasta entonces, como recuerda el historiador arandino Máximo López Vilaboa, estaba de tierra y arrastraba numerosos problemas de barro durante gran parte del año. 

Un repaso a la hemeroteca basta para recordar que la Casa de los Fantasmas se encontraba en plena reforma, igual que el edificio de los antiguos Juzgados de la Plaza Mayor arandina. La Escuela Taller Municipal trabajaba en este edificio que hoy ocupan las Concejalías de Urbanismo y Medio Ambiente, además de la Oficina de Turismo, la de Consumo, el Centro de Interpretación del Vino (Ciavin) y el Museo de Juegos Tradicionales. 

En aquel entonces, los coches todavía circulaban por el centro de Aranda, incluida la Plaza Mayor, que aún contaba con la fuente en funcionamiento y cada sábado acogía el mercadillo. Otro cambio significativo en materia de tráfico llegó el 14 de julio, con la entrada en vigor de la ordenanza reguladora de aparcamiento. Dicho de otra manera, en el verano del 98, apenas un mes antes de que Sonorama se celebrara por primera vez en la plaza de toros de La Chata (coincidiendo con su 50 aniversario), la zona azul comenzó a funcionar en Aranda con un total de 746 plazas, como puntualiza López Vilaboa. Todo ello con Javier Arecha Roldán como alcalde, cargo que ejerció entre 1995 y 1999.

En el plano económico, gran parte del protagonismo se lo llevó Michelin, que anunció una inversión de 4.000 millones de pesetas y la creación de 320 puestos de trabajo. Sin duda, un gran impulso para una economía comarcal marcada también por el tirón de la viticultura. Cierto es que 16 años no es demasiado tiempo para que una Denominación de Origen se consolide como punto de referencia en el panorama mundial, pero en 1998 los vinos de Ribera del Duero, con un centenar de bodegas inscritas, conquistaron los cinco continentes.  Todo ello complementado con una cosecha histórica de cereal.

Por cierto, Bibendum, el muñeco de Michelin cumplió 100 años y lo celebró en la Ribera con una jornada en la que participaron todos los trabajadores y sus familias. También la Sociedad Recreativo Cultural La Tertulia sopló las velas. 150 en su caso. Por su parte, el pintor José Vela Zanetti fue investido doctor honoris causa por la Universidad de Burgos en un año en el que el secretario general de la ONU recibió el mural restaurado por el propio artista ribereño. 

Se eternizan. No obstante, en otros aspectos la ciudad no ha cambiado tanto. Ciertas reivindicaciones duran y duran... Hace 25 años la N-122 también figuraba como un objetivo clave. Hoy todavía no se ha producido su conversión total en la ansiada Autovía del Duero. El número de víctimas crece casi al mismo ritmo que el hartazgo de buena parte de los vecinos de la Ribera. Tampoco la falta de personal es una preocupación demasiado actual. En mayo del 98, la Policía Local solicitó un encuentro con los grupos políticos para plantearles precisamente este problema. ¿Les suena? Hablando de recursos insuficientes, la Asociación de Agentes Forestales advirtió en noviembre de hace 25 años que los medios de los que disponía la Ribera del Duero para detección y extinción de incendios eran exiguos. Casi un calco. Ya lo dice el refrán: de aquellos polvos...  

Otro aspecto que preocupaba y preocupa tiene que ver con la proliferación de escombreras. Hace 25 años se puso en marcha un plan de erradicación de vertidos incontrolados. Se destinaron dos millones de pesetas. Actualmente, la situación no es mucho mejor con diversos montones de despojos desperdiciados por la ciudad a la espera de que MedioAmbiente impulse una actuación global. 

En el 98 ya se tenía claro que Aranda necesitaba un campus universitario, pero un cuarto de siglo después sigue sin ser una realidad. Eso sí, en aquel lejano octubre la UNED se puso en marcha con el inicio de las clases de curso de acceso a la universidad para mayores de 25 años. 

Basta un último dato. En 1998, el padrón registró una subida y alcanzó, según documentos de la hemeroteca, la «mítica» cifra de 30.001 habitantes. En la actualidad, el número de habitantes asciende a 33.084, aunque la cifra real podría ser algo superior, dado que existe un porcentaje de población que, pese a vivir o trabajar en la capital ribereña, no están censados. Numerosos cambios. Otros tantos problemas enquistados. ¿Cómo estará Aranda de Duero dentro de 25 años?