El pianista Miguel Ángel Fernández Pérez creó en su juventud su propia marca. La llamó Música Invisible pensando en una música que no fuera acompañada de imágenes y también, en cierto modo, porque se ve como «una hormiguita haciendo un montón de cosas en una pequeña ciudad», lejos del foco de la fama y del ambiente musical de las grandes urbes. Pero de invisible ya no tiene nada, porque sus libros de arreglos de partituras para piano circulan prácticamente por todas las escuelas de música de España y uno de sus catorce volúmenes, Música de cine, permanece en el número 1 de ventas de Amazon en libros de partituras de piano desde las navidades de 2020 por delante de miles de referencias. Este mes acaba de lanzar Música de cine 2. A ver si lo supera.
Ha pasado por muchos centros de enseñanza, ofrecido más de un millar de actuaciones en solitario, en eventos, verbenas... y ha participado en 40 discos de otros autores, pero además este profesor de la escuela municipal de música de Medina de Pomar desde el año 2004 comenzó a editar sus arreglos para piano en 2011. Sus alumnos le pedían llevar al piano canciones modernas, «las de David Bisbal, por ejemplo», y se puso a buscar partituras para ellos, «pero no encontraba nada de calidad». Así nació 50 partituras para aficionados al piano. Volumen 1, su primer libro. Pero es que después llegaron otros siete más autoeditados, con un total de 400 canciones para aficionados al piano, siempre cincuenta en cada uno. «El gran secreto», dice, es que «han gustado mucho los arreglos, porque las canciones suenan bien sin tener que ser un virtuoso del piano».
En 2020 le fichó la editorial Redbook, con la que ha pasado a publicar libros temáticos -rock clásico, éxitos latinos, pop, cine...-, integrar arreglos también para guitarra en las partituras y acompañar cada una con un código QR que permite visualizar los vídeos de Miguel Ángel tocando cada pieza, lo que ayuda aún más a los músicos que tratan de aprender con sus partituras. En el canal de Youtube tiene ya medio millar de vídeos con cada una de sus canciones. Trabaja con rapidez gracias a un oído privilegiado con el que pasa las canciones al piano. Después las trabaja para que «suenen bien» y las graba con un editor de partituras para seguir puliéndolas en el ordenador. La cuestión es que gustan y mucho.
Durante todos estos años, él en la escuela medinesa y otros profesionales que le trasladan sus impresiones desde otras ciudades, han notado que «los alumnos se enganchan más al instrumento gracias a mis libros».
En sus éxitos latinos lo mismo ha arreglado temas de Pablo Alborán, Mecano o Rozalén, mientras que en sus volúmenes de cine se cuentan clásicos como Casablanca o películas más recientes como Master and Commander o infantiles como Toy Story o Frozen. Pero la capacidad de creación de este músico es imparable y en otoño sacará un nuevo libro de piezas de New Age. Ya de cara a Navidad también prepara la edición por primera vez de partituras de sus propias composiciones, más cercanas al rock progresivo de sus admirados Pink Floyd o Supertramp.