La nueva joya de la Catedral

R.P.B.
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Las puertas que está realizando Antonio López para la fachada de Santa María serán la primera gran aportación altemplo en doscientos años; se trata de una obra que enriquecerá y dará aún más valor al conjunto arquitectónico

Fotomontaje de los bocetos que ha realizado Antonio López para cada puerta. Serán en bronce y mediorrelieve. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

La Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad a la Catedral de Burgos no como ejemplo perfecto del gótico español, sino porque teniendo ese origen -del que exhibe, claro, numerosos y esenciales motivos artísticos- es un conjunto arquitectónico que aúna con singular armonía todos los estilos que siguieron al primigenio: renacentista, barroco, neoclásico... Hete aquí que, desde el siglo XVIII, el primer templo metropolitano no ha incorporado ningún elemento contemporáneo llamado a perpetuarse, de ahí que uno de los principales hitos del VIII centenario sea dejar en herencia uno que así lo haga. Y ese hito no será cualquier cosa: por su ubicación, por sus dimensiones y por su simbolismo, está llamado a cambiar e influir en un espacio que ha perdido protagonismo en estos dos siglos. La fachada de Santa María y la plaza del mismo nombre recobrarán su esplendor perdido con las nuevas puertas que, en bronce, está ya elaborando Antonio López, el artista español vivo más importante y universal, y que sustituirán a las actuales, que no tienen valor artístico alguno pero que se conservarán convenientemente.
El ambicioso y audaz proyecto fue presentado ayer a los medios en la Capilla de los Condestables con un denominador común en todas las intervenciones que se produjeron: será el legado que este tiempo deje para la posteridad sin que esto suponga baldón alguno en un conjunto artístico único; más al contrario, las nuevas puertas contribuirán a embellecer la fachada principal, serán un nuevo hito de atracción para el turismo y permitirán recuperar el mensaje iconográfico que desapareció hace dos siglos de la parte baja de esta pared frontal con aquella última y desafortunada actuación que modificó el pórtico gótico.

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