Briviescanos costean la sustitución de piedra de la iglesia

S.F.L.
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Una década después de la reparación integral de la cubierta de San Martín, la fachada y la pared lateral izquierda lucirán nueva caliza. La de la colegiata aún no se prevé reemplazarla

La empresa Aibur Restauraciones se encarga de tratar y sustituir la piedra más dañada en los laterales y la fachada. - Foto: S.F.L.

El espíritu generoso de algunos vecinos de Briviesca hace posible que la piedra caliza dañada de los muros de la iglesia de San Martín se sustituya. La construcción destaca por sus sobresalientes portadas de este material, pero también por otro elemento no incluido en el diseño original y que lamentablemente atrae la atención de los residentes y turistas: los boquetes que se han formado, que además sirven como refugio para las palomas.

Los bloques que componen la fachada principal y las paredes del templo tienden a deshacerse porque, debido a su porosidad, filtran la humedad causando en ocasiones la desaparición gradual de las paredes o la aparición de moho. Según el estudio visual que realizaron unos expertos antes de la llegada de la pandemia, no se trata de una actuación mayor, sino más bien de acondicionar partes concretas de los muros. «La intervención ha comenzado pero debido a las inclemencias meteorológicas que se esperan para los próximos días podrá alargarse más de lo acordado», explica Julián Galerón, el párroco de la ciudad.

Para hacer frente a la inversión, cuya cuantía rondará los 25.000 euros, se utilizarán los donativos que los feligreses han aportado a la comunidad y fondos propios. En un primer momento, Galerón pretendía también solicitar ayuda económica y mano de obra al Ayuntamiento, aunque finalmente no lo ha requerido.

A pesar de que la falta de piedra no perjudicaba al inmueble y los trozos desprendidos no suponen un riesgo para los transeúntes, las actuaciones se desarrollan con cierta urgencia para evitar agrandar el contratiempo, que en los últimos meses se aceleró considerablemente. El paso de los años y la composición de la piedra afectan al estado de las paredes, que poco a poco se desvanecen. No obstante, a este hecho hay que añadir que las palomas se alimentan del salitre de las piedras, que ayuda a que el proceso de degradado se precipite. A diario, decenas de aves se posan en el edificio para engullir la sal de las paredes y resulta habitual verlas dentro de los agujeros ya formados picando la piedra. Tal es la ocupación que incluso algunas han llegado a anidar en los huecos.

Por ahora, las actuaciones solo se centran en la iglesia de San Martín, aunque la colegiata de Santa María sufre las mismas consecuencias y el sacerdote desconoce cuando se llevará a cabo la sustitución de la caliza.

El muro del jardín de Santa María se hunde.

La parroquia de la capital burebana ha iniciado una colecta especial para recaudar fondos y arreglar y consolidar el muro del jardín de la colegiata de Santa María. Hace escasas semanas, parte de la tapia se vino abajo como consecuencia del mal tiempo y de su delicado estado, y para afrontar los trabajos de rehabilitación, Julian Galerón, el cura de Briviesca, declara que necesitarán «como mínimo 10.000 euros».

Asimismo, la comunidad proyecta otras posibles actuaciones y anima a los vecinos a colaborar con la mejora del patrimonio local. Entre ellas se incluye la puesta en marcha del órgano de la iglesia de Santa María, inutilizado desde hace más de medio siglo. Al tratarse de un inmueble catalogado como Bien de Interés Cultural requiere de unos permisos y trámites especiales que la Junta deberá entregar. Tras la restauración se usará en celebraciones litúrgicas durante los meses de verano y también organizarán ciclos de conciertos.