Los productores exigen su inclusión en los planes contra incendios

Belén Delgado (EFE)
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Agricultores y ganaderos recuerdan su importancia en el cuidado del medio rural y la biodiversidad y piden abandonar "las políticas de despacho" y llevar a cabo "políticas reales" para el sector, como la ampliación de medidas de prevención

Vista de la superficie calcinada en el incendio forestal de O Irixo (Ourense) - Foto: EFE/Brais Lorenzo

Ante los graves daños que están ocasionando los incendios forestales en el medio rural en España, agricultores y ganaderos se niegan a quedarse de manos cruzadas y piden que se les incluya en los planes de prevención de las administraciones.

El Consejo de Ministros aprobó este mes un decreto para reforzar la coordinación en la prevención y extinción de incendios, así como para la restauración de las zonas afectadas por ese fenómeno, que será cada vez más frecuente e intenso debido al cambio climático. 

Este año, sin que todavía haya acabado la campaña contra incendios, se han quemado más de 162.000 hectáreas forestales, la cifra más alta de la última década, y se han batido récords en el número de grandes incendios (de más de 500 hectáreas), con más de 35 sucesos.

Según el plan del Gobierno, todas las administraciones competentes deberán tener planes de defensa de incendios todo el año y no solo en los meses de alto riesgo, con vistas a evitar las diferencias en los servicios de extinción entre comunidades. 

Ganadería extensiva para cuidar el monte

Para las organizaciones agrarias, falta por integrar en los planes de prevención a los productores que cuidan el medio rural y sufren a la vez los daños por ese tipo de sucesos. 

"Por muchas medidas que pongan las administraciones, hay que hacerlo con los actores que están en el terreno", subraya a Efeagro el presidente de Asaja, Pedro Barato, que insta a abandonar "las políticas de despacho" y llevar a cabo "políticas reales del mundo rural". 

Insiste en que "los incendios se apagan en invierno" y, en ese sentido, se necesita limpiar el monte antes de que llegue la época de mayor riesgo contando "con la poca gente" que queda viviendo en el campo.

"Lo primero es prevenir y no se está haciendo una política de prevención en este país. No te dejan hacer absolutamente nada, ni mover la rama de un árbol ni hacer un camino o un cortafuegos", añade Barato.

En esa línea, la organización COAG ha pedido que se integre a la ganadería extensiva en las políticas de gestión forestal, desde el punto de vista de la planificación y de la legislación, porque ese tipo de producción ganadera "forma parte del ecosistema". 

Los ganaderos reivindican que sus animales ayudan a mantener la biodiversidad, secuestrar carbono en el suelo, producir alimentos y mantener vivos los pueblos, además de minimizar los daños causados por el fuego. 

Esto último se explica porque el pastoreo reduce la carga de combustible por hectárea, rompe la continuidad de la masa forestal y evita que la hierba actúe como una mecha de propagación en el campo. 

"Hay muchos montes que se deberían priorizar si hay pastoreo, sobre todo en los entornos periurbanos, donde se puede facilitar que se paste de manera efectiva, porque lo más importante es proteger los bienes y las vidas humanas de quienes viven en los pueblos, que se mezclan con la zona forestal", afirma el responsable del sector de Vacuno de Carne de COAG, Joaquín Gargallo. 

Ayudas de la PAC

Menos tasas y más facilidades para el pastoreo son algunas de las reivindicaciones del sector, que echa de menos un mayor apoyo en la nueva Política Agraria Común (PAC) para el periodo 2023-2027, aparte de las ayudas que se contemplan, como las asociadas a la ganadería y las de carácter ambiental (ecoesquemas) para la ganadería extensiva.

Las ayudas de la PAC deberían repartirse en función de las cabezas de ganado y no de las hectáreas de pasto, a juicio de Gargallo, que teme más cargas administrativas, mayor promoción de la ganadería intensiva y escasa exigencia de profesionalidad con la futura política agraria.  

El secretario de Ganadería de UPA, Román Santalla, considera que actualmente no existe "ningún modelo de prevención", sino una "industria de apagar el fuego que resulta insuficiente". 

Ante catástrofes como la ocurrida en la provincia de Zamora, donde este verano han ardido más de 30.000 hectáreas, Santalla señala que "no puede ser que el monte empiece a quemarse en una punta de la provincia y acabe ardiendo en la otra". 

Entre sus propuestas para lograr una gestión sostenible están "cuadricular el monte" y hacer cortes suficientemente amplios o extensiones de terreno sin bosque para evitar que el fuego siga avanzando, así como aprovisionarse de agua en invierno para el verano y facilitar la ganadería extensiva "frente al abandono masivo del campo". 

"La buena gestión forestal tiene que ser integral, sobre todo con una reforestación distinta y sentido común", sostiene el responsable de UPA.