"A veces tenemos la sensación de ser mano de obra"

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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Las católicas burgalesas piden en la fase final de la Asamblea Diocesana igualdad y cargos de responsabilidad, no como una "lucha de poder" sino para ofrecer "un servicio conjunto para el crecimiento de la Iglesia"

Myriam García, miembro de la Institución Teresiana y Marina Peñacoba, catequista. - Foto: Alberto Rodrigo

Las católicas ya no se callan. Después de mucho tiempo de ocupar un lugar secundario en la Iglesia, a pesar de ser ellas quienes llenan los templos, sostienen buena parte de la obra social y se encargan de la intendencia mientras que los varones toman las decisiones de calado, sus reivindicaciones se están oyendo cada vez más altas. En 2020, poco antes del confinamiento por la pandemia, se celebró delante de la Catedral una concentración de mujeres que se había repetido en otras ciudades. Se llamó La revuelta de las mujeres en la Iglesia. Hasta que la igualdad se haga costumbre, iba respaldada por colectivos como la Red Miriam de Espiritualidad Femenina o la Asociación de Teólogas Españolas y criticaba "las múltiples formas de injusticia e invisibilización" que sufren las mujeres en el seno de la Iglesia Católica. El espíritu de aquella movilización no ha caído en saco roto.

Se trata de un asunto en el que, como tantos otros en esta institución, se va avanzando muy poco a poco. El papa Francisco ha ayudado con el ejemplo nombrando a Raffaella Petrini secretaria general de Gobernación y la realidad también ha hecho su parte, ya que ante la ausencia de vocaciones sacerdotales y la jubilación de los que estaban en activo, no es infrecuente que haya parroquias en las que las mujeres den la comunión, por ejemplo. En la diócesis burgalesa hay seis acreditadas para ello.

También la gerencia de la Catedral está en manos de una mujer, de los 39 movimientos y asociaciones laicales, 28 están presididos por ellas (aunque en tres casos acompañadas de hombres) y las hay también a la cabeza de una decena de delegaciones, departamentos y secretariados. En la Asamblea Diocesana, que está teniendo lugar en estos días son 70 del total de 183 miembros, un poco más de la tercera parte, y en el Consejo Pastoral Diocesano son el 38% (27 de 71 miembros que lo conforman).

Son algunos de los datos que Myriam García, maestra jubilada y miembro de la Institución Teresiana, aportó a la mesa de trabajo que la Asamblea Diocesana organizó la semana pasada y en la que se abordó de qué forma la mujer puede tener un papel más relevante. Ella cree que no se trata de una "lucha de poder" sino de "una búsqueda común, en apertura al Espíritu, confiando en su acción y ayuda para discernir cómo ir siendo esa presencia incisiva y con creatividad para encontrar esa forma de ser iglesia en el mundo de hoy". Cree que es necesario seguir en el camino para conseguir la igualdad "sin agobiarse ni impacientarse pero también sin pausas" porque lo más difícil es cómo hacer el cambio de mentalidad que es necesario.

"Superar el Clericalismo". En esta mesa de discusión, de título Hacia una presencia femenina más incisiva en la Iglesia, se sentaron 14 mujeres, entre ellas Myriam García en calidad de 'experta', es decir, de quien recopilaba toda la información sobre el particular, y 7 hombres "muy comprometidos con esa causa", según García. Allí se habló de "promover e incrementar la presencia, la participación en los servicios, ministerios y encomiendas de responsabilidad de la mujer en los diversos niveles de la Iglesia diocesana". Myriam García, que fue hasta hace dos años responsable del departamento de Formación Sociopolítica de la diócesis, cree que es muy conveniente que se deje atrás ya esa idea de que "el cura tiene que tener siempre la última palabra por encima, incluso, de las personas que tienen un cargo".

Las nuevas generaciones también tienen voz en la Iglesia Católica. Marina Peñacoba, opositora de 30 años, catequista de la parroquia Real y Antigua y perteneciente a un Grupo de Vida de Acción Católica, cree que para incrementar la incidencia y el peso de las mujeres el punto de partida ha de ser "superar el clericalismo y apostar por un laicado más valorado, donde tanto mujeres como hombres tengan el mismo peso en la toma de decisiones, lo que no se debe entender como una lucha de poderes sino como un servicio conjunto para el crecimiento de toda la Iglesia". "Es verdad -añade- que la mujer está presente en muchos ámbitos pero siempre en los niveles más bajos, tenemos la sensación de que en algunas ocasiones se nos trata como mano de obra".

A Peñacoba, que también forma parte de la mesa de trabajo sobre las mujeres (fue elegida por libre designación para representar a los jóvenes de la diócesis junto a otras nueve personas), le resulta llamativo que una institución como la Iglesia Católica, donde hay más mujeres que hombres, "sean estos quienes tengan la capacidad casi total de decisión: "Desde mi propia experiencia, tengo la sensación de que la opinión de la mujer tiene menos valor, menos peso y menor influencia en la toma de decisiones y esto tiene que cambiar".

Para ello, esta joven, que canta y toca la guitarra tanto en la Real y Antigua como en la parroquia del Espíritu Santo, considera imprescindible "valorar a la mujer en plena igualdad y delegar un mayor número de decisiones en los laicos, donde hay mayoría de mujeres". También apuesta por la educación puesto que entiende que la desigualdad entre mujeres y hombres es ahí donde tiene su origen "tanto fuera como dentro de la Iglesia": "Por ello sería necesario conseguir una educación plenamente igualitaria desde las edades más tempranas, incluidas las actividades eclesiales como catequesis, campamentos o el seminario y en nuestro caso de cristianos, tomando como base que todos somos hijos de Dios, iguales en valor y dignidad ante sus ojos".

Marina Peñacoba precisa que estas ideas están desarrolladas desde una generalidad ya que, afirma, hay muchos hombres en la Iglesia, "incluidos sacerdotes", que sí apuestan por la igualdad "y lo demuestran día a día": "Entonces... ¿Por qué no tenerlos más en cuenta y poner a estos hombres como modelo ante la sociedad? Este sería otro paso importante".