El último paseo por la España alfarera

MARINA URIZARNA
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La 42 edición de la Feria de Cerámica Alfabur supera con creces sus expectativas con una gran afluencia y ventas altas. Hoy es el último día que se pueden visitar los puestos, situados en El Espolón.

La variedad de productos va desde vajillas de cerámica y barro hasta joyería en porcelana y plata. - Foto: Jesús Javier Matías

Lejos de grandes máquinas y producciones modernas se encuentran los artesanos que han acudido estos días al Paseo del Espolón. La Feria de Cerámica Alfabur está siendo una mirada a lo tradicional, a los hornos de leña, las vajillas de barro y los acabados esmaltados en verde  y azul. Y es que con un pedacito de arcilla se pueden hacer piezas muy vistosas y variadas. 

Desde platillos de estilo valenciano, con sus dibujos florales de color índigo, figuras de porcelana y botijos de barro, hasta cuadros con relieve, pendientes de plata y cerámica, y jarrones atigrados o con motivos marinos. La heterogeneidad de formas y estilos de la alfarería ha atraído desde el jueves a multitud de visitantes, que al margen de comprar o no los productos artesanos, han quedado fascinados con el oficio ceramista. 

La 42ª edición de la Feria termina esta tarde, pero «las expectativas ya se han superado con creces», comenta Eugenio Ortiz, presidente de Alfabur. «Cientos de personas han visitado los puestos estos días y las ventas han ido muy bien». El taller infantil impartido por el burgalés Gerardo Ramos ha sido lo más aclamado. Con las manos manchadas de barro y una sonrisa de oreja a oreja salían los niños de elaborar animales con arcilla, como gatos, búhos o tortugas. 

Los pequeños lo hacían a mano, al igual que en el resto de los alfareros, que trabajan sobre grandes tornos giratorios.  Desde Virrubia de los Ojos (Ciudad Real) ha venido Sagrario, que pone hojas sobre la cerámica aún húmeda para marcar el esqueleto del vegetal. Una vez está seca, pinta sobre la figura que se ha quedado grabada en la arcilla. El resultado son cuencos, jarrones y relojes con fósiles de plantas. 

Algunos repiten presencia, como el taller de Alfarería Mari Carmen, de Moveros de Aliste (Vizcaya), que según explica su hijo, extraen la arcilla ellos mismos y la cuecen a la vieja usanza en hornos de leña o de gasoil. Han acudido hasta 21 manufacturas de diferentes lugares de España y Portugal, pero, como ya ha ocurrido en otras ediciones, han faltado los artesanos burgaleses. 

En la provincia resisten pocos talleres de alfarería y, explica Ortiz, «los que quedan, o están jubilados o no están interesados en acudir a este tipo de ferias». El trabajo artesanal y autóctono se está perdiendo cada vez más rápido, pero montar una escuela de cerámica «es un asunto complicado y de mucho dinero que les corresponde a las entidades públicas», aclara el presidente de Alfabur. 

Hoy es el último día para dar un paseo por la España ceramista y comprar unos pendientes de vidrio o una fuente de barro para el horno. La Feria permanecerá abierta de 11 a 15 y de 17 a 22 horas, y los niños pueden demostrar sus dotes artesanas en el taller de los Cuatro Reyes de 12 a 14  y de 18 a 20 horas.