Jesús Quijano

UN MINUTO MIO

Jesús Quijano

Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid


Materias delicadas

19/12/2022

Vaya cómo se puso el ambiente! ¡Si no estaba ya bien caliente, y ciertamente que venía cargado desde hace tiempo, las últimas semanas elevaron la temperatura en unos cuantos grados más! Todo, o la mayor parte, tiene mucho que ver con el encadenamiento de noticias, situaciones, decisiones, etc., con un denominador común: todas afectan a delitos y condenas, a materias sensibles, relacionadas con convicciones cívicas o morales de la sociedad. Porque la lista de asuntos en candelero es esa: sedición y malversación; ley del «sólo sí es sí»; ley trans; ley de familia, etc. Un listado, en efecto, delicado a más no poder, en el que juegan mucho el sentimiento y la pasión.
Así que puede estar ocurriendo que temas que exigen pausa, cuidado y reflexión antes de dar pasos definitivos, se estén tratando con aceleración excesiva. Cada uno de esos asuntos que he mencionado requeriría efectivamente mucha ponderación, porque, si alguna iniciativa legislativa requiere especialmente de eso, no hay duda de que la reforma del Código Penal, o la regulación de comportamientos humanos básicos que afectan directamente a la personalidad, están entre ellos. En efecto, que el delito de sedición, aplicado por el TS a unas conductas que la sentencia consideró que era menos que una rebelión, pero más que unos desórdenes públicos, se elimine; que se distingan modalidades de malversación, con una redistribución de las penas asignadas a cada una; que la agrupación de los delitos de agresiones y abusos sexuales de lugar a la aplicación retroactiva de reducciones en la condena; que el cambio de asignación de género, o la interrupción del embarazo, pueda decidirse por menores de edad con unas u otras condiciones, no son cuestiones baladíes.
En unos casos, porque se pueda pensar que las reformas obedecen a intenciones distintas de las que se manifiestan (así, pacificar el conflicto catalán, o fortalecer una alianza pensando en las urnas); en otros, porque se intuye un sesgo ideológico de una parte en la configuración reglas que luego se van a aplicar con carácter general a todos; en otros, en fin, porque se trata de leyes que alteran seriamente eso que se llama «el orden establecido». Lo cierto es que deberían meditarse más, consultarse más, valorarse más. No se ha hecho, ni se está haciendo, con alguna de esas leyes, y luego se lamentan las consecuencias que no se deseaban, pero tampoco se evitaron.