Nadie cuestiona el nivel de exigencia académica del Bachillerato, dado que se trata ya de una etapa postobligatoria, aunque existen voces que ven exagerada la presión a la que se somete a los alumnos y también a los profesores en segundo curso motivada por la preparación de la prueba de acceso a la universidad. No obstante, esta temida evaluación la superan de forma mayoritaria, un 98% en la convocatoria ordinaria del curso pasado, con unos resultados que revelan una nota media de 7,1 sobre 10 puntos en el conjunto de la provincia, frente al 7,04 del anterior.

Esta calificación ha ido creciendo en los últimos años y la principal argumentación al respecto, según todos los equipos directivos consultados, pasa por el incremento de la optatividad implantado desde el año de la pandemia, lo que supone ofrecer mayores facilidades a los estudiantes, que no han tenido que elegir un bloque cerrado de preguntas, tal y como ocurría antes, sino las que más se ajustaban a sus conocimientos de los dos existentes (A y B). Este aumento se produce de forma generalizada en los colegios e institutos burgaleses, con variaciones mínimas de un ejercicio a otro, si bien han sido el Cardenal Sandoval y Rojas de Aranda, el Diego de Siloé y Jesuitas los que han liderado las notas medias del año pasado en la fase general (obligatoria) en Burgos, según la información facilitada por la Consejería de Educación.

Tanto los alumnos del instituto de la zona sur como los del centro de la calle Padre Diego Luis San Vítores, ambos en la capital, obtuvieron una calificación de 7,9, con alguna décima más a favor de este último, que también encabezó la evaluación del ejercicio 2020-2021 (7,8). Les siguen en el mismo ámbito geográfico el Diego Marín Aguilera, que suma cuatro décimas más hasta el 7,7; Campolara (7,6); Comuneros de Castilla y Pintor Luis Sáez, ambos con un 7,5; Diego Porcelos (7,4); Círculo Católico, que comparte un 7,3 junto con La Salle, Concepcionistas y Liceo Castilla; Félix Rodríguez de la Fuente y Sagrada Familia (7,1), así como López de Mendoza, Enrique Flórez y San Pedro y San Felices, con un 7.

La diferencia entre la media de los centros concertados y públicos se mide en apenas décimas, con un 6,9 para los primeros y un 7,1 para los segundos. El director de Jesuitas, Javier Pérez de la Canal, no entra en el debate de las calificaciones en ambos tipos de enseñanza ya que este "carece de sentido alguno" porque lo que prima es "la colaboración entre ambos para formar a los ciudadanos de Burgos ofreciendo la mejor calidad posible". En cuanto a las notas de los estudiantes del colegio, muestra su "satisfacción" y destaca el trabajo y el compromiso tanto de los alumnos como del profesorado, añadiendo que el 90% de los matriculados (75) acudieron a la EBAU.

La directora del Diego de Siloé, Áurea Arranz, donde la media se ha mejorado en cuatro décimas en comparación con la prueba del curso anterior, sostiene que este resultado viene a demostrar la "buena sintonía" que se vivo durante el ejercicio 2021-2022, con un "trabajo destacado" por parte de los dos ya mencionados colectivos: "Hay promociones en las que sobresalen más jóvenes y en esa concurrió que eran buenos académicamente y en el terreno personal". En este sentido, apunta además a que los protocolos contra la covid permitieron reducir la ratio por aula, lo que redunda en "una mejor calidad de la enseñanza y eso se nota".

Es en la provincia donde se encuentra el centro que lidera las calificaciones de todo el territorio burgalés. Se trata del instituto Cardenal Sandoval y Rojas, en Aranda de Duero, cuyos alumnos alcanzaron un 8 de media en la fase general, frente al 7,3 del curso anterior. Los buenos resultados, situados por encima de la media general, se dan de igual forma en Castella Vetula, de Medina de Pomar (7,6); Alfoz de Lara, en Salas, y Ribera del Duero, ambos con un 7,5; Vela Zanetti (7,3); Odra Pisuerga, en Melgar y con un 7,1; y un 7 en el instituto Juan Martín El Empecinado.

La directora del Sandoval y Rojos, Beatriz Rodríguez, sostiene que dicha media representa un "orgullo", al igual que una "satisfacción" por el hecho de que los estudiantes pueden elegir con "más facilidad" el grado que desean estudiar, teniendo en cuenta, según precisa, que no son pocos los obtuvieron un 9 o 9,5. Atribuye este rendimiento a una "mayor preparación" y al "esfuerzo de profesores y alumnos en un momento en el que deben tomar decisiones importantes y eso incrementa su motivación".