Viajar a Oña a través de 600.000 puntos

S.F.L.
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Mariano García expone en el HUBU 39 obras realizadas a bolígrafo con la técnica de puntillismo. Trabaja por encargo y nada se le resiste

Mariano García domina varios estilos artísticos desde niño. - Foto: S.F.L.

Con bolígrafo Pilot negro con tinta de gel un tanto especial Mariano García es capaz de hacer de lo diminuto una obra inconmensurable. Solo con puntos minúsculos invoca a que broten partículas que al ojo humano se le antojan lugares tornasolados. Cada uno de los más de 600.000 que comparten espacio en el papel granular que el artista oniense utiliza es indispensable para que el trabajo obtenga el sentido que merece. 

Sus resultados bien podrían ser el retrato de una de las muchas emociones que la estética del puntillismo despierta en el espectador como el asombro, felicidad o armonía. Pero cuando habla de técnica, su poética muta más que en método, en relajación, bajo una sistemática disciplina según él, «infantil», basada en cuadricular la lámina y seguir las sombras.

Como fiel admiradora de su padre, Elisa propuso mientras le cortaba el pelo la posibilidad de exponer sus pinturas en la sala de muestras del Hospital Universitario de Burgos, una idea que no pareció tan descabellada y que finalmente se ha hecho realidad. Durante todo el mes de febrero, 39 paisajes, retratos o rincones distinguidos de su villa, la condal, permanecerán a la vista de todos aquellos que quieran dar un paseo distinguido por Oña sin la necesidad de trasladarse físicamente, que no mental, pues los efectos tan reales y los detalles que consigue destacar en blanco y negro se asemejan a los que se aprecian a través de unas gafas en tres dimensiones. «Uno se siente dentro del propio pueblo con tan solo observar las imágenes», comenta Juan con su mujer Mari Cruz, que responde mientras señala una de las obras «fíjate como se aprecian las perceptivas y los reflejos del agua, parecen fotografías». 

Por suerte de algunos, García trabaja bajo pedido y abre su abanico de posibilidades para nuevos proyectos. Solo necesita la imagen para estudiarla y plasmarla a golpe de boli negro, siempre negro. Orgulloso y con un tono un tanto bromista, revela a Diario de Burgos que «un cantante famosísimo a nivel nacional» dispondrá de uno de sus trabajos próximamente. Pero no hace falta tener miles de seguidores en Instagram para acceder a los servicios del artista, que el único requisito que solicita es que la imagen que sus clientes pretenden que estampe a base de puntos sea lo más nítida posible.

Disfruta con las obras que requieren tiempo y minuciosidad y confiesa que cuando pinta el último punto siente una especie de impulso semejante al que le llevó a Miguel Ángel a golpear con el martillo la rodilla de Moisés. Ahora prepara una nueva colección que llamará Reflejos aunque asegura que avanza «sin prisas porque aunque me jubilé tengo muchas ocupaciones. Además de no dejar de lado al teatro hay que atender a mis dos criaturas», comenta refiriéndose a sus nietos, Carla y Noel. En los ratos libres que aparecen aprovecha a adaptar la obra El camino, de Miguel Delibes, y representarla a futuro con su grupo Candilejas.