¡Peligro! amianto sin control

I.M.L. / Aranda
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Vecinos de la avenida Castilla avisan que en las zanjas de las obras y en los montones de escombros se pueden ver trozos de tuberías de fibrocemento, cuando su manipulación debe realizarse bajo un estricto protocolo de seguridad

Entre estos escombros todavía se pueden ver las tuberías de fibrocemento arrancadas, como las que se ven en el detalle. - Foto: I.M.L.

Los vecinos de la avenida Castilla en la capital ribereña llevan meses conviviendo/sufriendo las obras de remodelación de parte de esta vía principal de la ciudad. El primer parón en estos trabajos se produjo en abril del año pasado, cuando al entrar con las máquinas se detectaron tuberías de fibrocemento que protegían las conexiones de algunos servicios y, al ser un material que precisa un plan especial para su retirada y manipulación, con estrictas medidas de seguridad para los trabajadores y los residentes y paseantes, hubo que modificar el proyecto para incluir estas labores.

Esta misma semana pasada, cuando quedan pocas semanas para que se cumpla un año de aquel primer imprevisto, algunos vecinos se han llevado las manos a la cabeza al ver descubiertos grandes fragmentos de fibrocemento. «Estos días veía a la excavadora partiéndola, cogiéndola y dejándola en los montones de escombros», relata un vecino que, además de avisar públicamente de esta situación, también se ha dirigido a la Oficina de Obras para ponerlo en conocimiento de los responsables municipales.

Al no ser del ámbito de la construcción, y desconocer de forma exacta los protocolos de seguridad que se deben seguir para manipular y deshacerse de este tipo de material, «que contiene amianto y respirarlo puede provocar cáncer de pleura», este vecino quiso preguntar al jefe de la obra. «Me acerqué a preguntarle y al pedirle una explicación, me contestó con exabruptos, con lo que ya estaba contestado, no me cabe ninguna duda de que no lo han hecho con tratamiento especializado alguno», relata el denunciante.

No quedó ahí su intención de dar la voz de alarma, ya que incluso uno de los montones de escombros donde se habían depositado restos de este material tóxico estaba junto a una guardería, logró que un técnico municipal le escuchase y diese explicaciones. «Me dijo que estaba todo en regla, que había equipos especializados para el tratamiento de esto, que tenían todo firmado y contabilizado pero que lo iban a mirar a ver», relata este residente en la avenida Castilla. 

El sábado, cualquiera que pasase por este punto de la capital ribereña y se fijase en las zanjas aún abiertas podría apreciar a simple vista los puntos donde se han cortado esta tuberías, ya que quedan restos todavía enterrados, además de los que se han depositado en uno de los montones de escombros que todavía no se había retirado. «Por aquí pasa la gente, y no sabemos si el polvo que desprenden se puede levantar con el aire y lo estamos respirando», comenta este vecino.

Ahora queda esperar a que el Ayuntamiento constate que se está cumpliendo el contrato en lo que a la protección contra el amianto se refiere porque los residentes, ahora que empieza a correrse la voz de esta forma de actuar con el fibrocemento, empiezan a mostrar una lógica inquietud.