Un mes y medio después de que parte del tejado de uno de los edificios que conforman la antigua fábrica de lejías El Cid, -en la calle Los Colonia-, se viniera abajo, el área de Licencias se ha puesto a trabajar en el expediente para la declaración de ruina inminente. Sin embargo, esta no afectará a todo el complejo, compuesto por tres inmuebles, y los okupas podrán continuar en el que están al encontrarse en buen estado. 

El concejal del área, Miguel Balbás, confirma esta decisión de los técnicos, lo que facilitará los trámites. Cuando se declara la ruina inminente se procede al cierre del edificio para que nadie pueda entrar ante el peligro de que se produzcan nuevos derrumbes y el hecho de que haya okupas era una dificultad añadida al tener que contar con autorización judicial.

De hecho, el año pasado cuando los técnicos de Licencias realizaron un informe para determinar el estado de los tres inmuebles que conforman la antigua fábrica ante las constantes quejas vecinales y la inacción de los propietarios también se requirió el visto bueno de la justicia para poder entrar. 

Una vez que se elabore el expediente de declaración de ruina inminente, el Ayuntamiento tomará la decisión de si procede a la clausura y vallado del edificio o a su derribo de manera subsidiaria y girar el coste a los propietarios. 

Este último extremo se antoja muy complicado debido a que desde el año 2008 el Ayuntamiento lleva requiriendo a los propietarios (en su día Construcciones Dinco que luego entró en concurso) que limpiara y cerrara la fábrica pero hicieron caso omiso, Ya desde esta fecha fue okupado el edificio.Ocho años después se exigió el arreglo del tejado al desplomarse parte de él pero no hubo movimiento alguno. La Agencia Tributaria sacó el inmueble a subasta en 2020 debido a los impagos de los dueños pero quedó desierta.

En el informe que realizaron los técnicos municipales en octubre de 2021 se concluyó que la estructura de los tres edificios estaba en buenas condiciones. No se apreciaron daños en el cerramiento de las fachadas ni elementos susceptibles de desprendimiento o de riesgo de caerse a la vía. Los vecinos urgen una solución definitiva a este problema que se arrastra desde hace dos décadas.