El alcalde de Tamarón deja a la asociación sin sede ni bar

F. TRESPADERNE
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La casa que ocupaban desde hace 35 años se destinará a vivienda social y el regidor se niega a firmar el contrato, pactado entre ambas partes, para que se hagan cargo de las mismas instalaciones en el nuevo centro cívico

La casa del viejo bar se transformará en una vivienda social. - Foto: Patricia

«De la noche a la mañana nos ha dejado sin sede y sin bar, y se ha negado a firmar el contrato, el mismo que él nos propuso unos días antes, para hacernos cargo del bar del nuevo centro cívico, que está abierto y no sabemos muy bien quien lo lleva», manifiesta Susana Barriuso, presidenta de la Asociación Cultural Tamarón, refiriéndose al alcalde de la villa, Óscar Pérez, con el que han roto relaciones y al que reprochan su forma de actuar.

Barriuso recuerda que la asociación llevaba más de treinta años encargándose del bar del pueblo, que estaba ubicado en una casa en la que también tenían su sede y que ahora va a ser reformada, dentro del programa Rehabilitare de la Junta, para acondicionarla como vivienda social. «Nos dijo que tenía la intención de hacer una vivienda social y que en la reforma del centro cívico o cultural se contemplaba hacer un bar que iba a ser para que lo gestionara la asociación», apunta Barriuso, quien no encuentra explicación alguna, «no nos ha dado ninguna» matiza, para este cambio de postura del alcalde de Ciudadanos, que también tiene otro frente abierto en la asociación de desarrollo rural Adeco Camino, de la que es presidente, en contra de la mayoría de la junta directiva. 

«El Ayuntamiento redactó un contrato para cedernos la gestión del bar, hicimos alguna aportación al mismo, aceptamos todas sus pretensiones (abrir todos los días, precios, cesión al Ayuntamiento para actos, etc.) y las dos partes estábamos de acuerdo en firmar, pero de un día para otro cambio de postura, nos dijo que no nos dejaba el bar y cambió la cerradura del viejo», insiste la presidenta de la asociación, quien apunta que el nuevo establecimiento está abierto, «sin contrato alguno porque no tenemos conocimiento de que se haya licitado o adjudicado a nadie, pero hay gente detrás de la barra que no puede estar», asegura Barriuso.

El nuevo centro cultural Luisa León Calero está sin terminar, pero el bar ya funciona. El nuevo centro cultural Luisa León Calero está sin terminar, pero el bar ya funciona. - Foto: Patricia

Las malas relaciones con el alcalde, que curiosamente es miembro de la asociación, tendrán un reflejo negativo en la programación cultural y festiva de este verano, matiza Barriuso, quien recuerda que es la asociación cultural la que se encarga de la organización de la conocida 'Batalla de Tamarón', «y también pagábamos un día de fiestas con el dinero que sacábamos del bar, pero ahora todo está en el aire». A pesar de este enfrentamiento, lo que sí parece que se realizará es la representación histórica de la Batalla de Tamarón, que cambiara de día, su fecha habitual era el 14 de agosto, y este año se representará el 19 de ese mismo mes, afirma Barriuso.

«No va a poder con la asociación y queremos que nos dé una explicación, que nos diga los motivos de su postura», asevera su presidenta, a la vez que recuerda que cuentan con unos 200 socios en un pueblo con 40 vecinos empadronados, es decir la mayor parte de los asociados son veraneantes, que se va a encontrar con esta desagradable sorpresa cuando vengan al pueblo dentro de unos días.

«Precios de Donosti». El alcalde, que se mantiene firme en su postura, manifiesta que «no había ningún acuerdo» y apunta que los que pretende el Ayuntamiento «es que alguien pueda gestionar el centro cultural con ayuda pública y bajo el paraguas del Ayuntamiento». Esto, matiza Pérez, «no va a ser posible con la asociación, que han estado gestionando el mal llamado bar del pueblo durante 35 años».

Pérez, en contra de lo que afirman desde la asociación, asegura que es ésta la que redactó el contrato « y no hubo acuerdo porque querían que el centro cultural, llamado Luis León Calero en homenaje a una maestra de la localidad de los años sesenta, fuera su sede». El alcalde insiste en que la asociación fue «la primera opción» para llevar el centro cultural y el bar, «pero con las condiciones del Ayuntamiento y dando servicio los 365 días del año, no quince días en verano y tres o cuatro en Semana Santa y Navidad».

Pérez reconoce que hubo un preacuerdo con la asociación y que en el mismo se fijaron hasta los precios, «que tenían que ser populares para dar un servicio al pueblo, a los vecinos, pero desde el minuto uno desde la asociación vinieron con precios de Donosti y por eso, y otras muchas circunstancias, no se firmó el convenio». 

La gestión del centro cultural y del bar, asegura el alcalde, no lo lleva nadie en la actualidad, él abre la puerta en ocasiones, «pero queremos que venga alguien de fuera para que con ayuda pública, porque sino será inviable, gestione el centro cultural y el bar con las normas (horarios, precios, servicios, etc.) del ayuntamiento» e insiste en que «con la asociación va a ser imposible porque han estado 35 años gestionado el bar del pueblo y todo el mundo sabe cual ha sido el resultado», afirma Pérez. 

Además el alcalde asegura que los jóvenes no iban al bar cundo estaba gestionado por la asociación «porque les estorbaban y molestaban, y ahora los chavales acuden con regularidad a ver el fútbol, las motos o la fórmula uno al centro cultural, que todavía está sin terminar» y apunta que «la asociación lo que tiene que hacer es buscarse una sede y mirarse al ombligo, mira qué gestiona y cómo, qué subvenciones logra y que le ha estado proporcionando este ayuntamiento, y que presenten sus cuentas».