La llegada de la primavera y el buen tiempo inauguran la temporada de sacar la bicicleta del trastero o de hacerse con una nueva, y estos son los meses de repunte en las ventas de bicis. Pero el cierre de fábricas durante la pandemia, la concienciación del uso de transporte sostenible, y el boom del deporte tras el confinamiento ha desembocado en una crisis de suministros. Países como China y del sudeste asiático, que proveen a las marcas fabricantes de bicis, se encuentran confinados y con la producción parada, por lo que a las tiendas burgalesas llegan escasos productos.

El confinamiento favoreció las ganas de salir al aire libre, y la mejor opción fue la bicicleta, por su individualidad, la facilidad de mantener la distancia de seguridad y la comodidad para todas las edades.  Ahora el mercado se está estabilizando y volviendo a las cifras prepandémicas, pero los vendedores estiman que pasarán unos dos o tres años hasta que lo haga por completo. «Ya no es la demanda de la pandemia, todo el mundo quería bicis y se pagaba lo que fuera por ellas», recordaba el dependiente de Ciclos García, que explicaba también que cuando hacen un pedido grande muchas de las bicis ya están vendidas antes de llegar.

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