El psicólogo 'improversador'

A.G.
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El burgalés Álex Hache, que rapeó la vida de Cervantes en un minuto en el Festival de Teatro Clásico de Almagro, prepara la publicación de sus poemas

Álex Hache - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

El cerebro de Álex Hache está constantemente en ebullición. Es que hasta se nota, con solo verle la cara a este tipo alto y delgado, de ojos vivos y verbo fácil, que todo el tiempo piensa rimas, escoge adjetivos, modela sustantivos, retuerce adverbios y le da lustre a los mejores y más finos calambures. De toda esa febril actividad sale el rap y la poesía que le han convertido en uno de los perfiles más interesantes de la música burgalesa de este momento, que en la actualidad tiene varios proyectos en marcha, entre ellos un libro o discolibro -aún no sabe qué forma tendrá- con  los poemas en los que trabaja, y su participación junto a Daniel Guantes en el Silvestris Festival, previsto para los días 3, 4 y 5 de septiembre en la ermita de Valdepeñoso.

Llega a la entrevista puntual y muy preparado. Se ha traído un micrófono y una pluma de buitre de Oña para hacer más eficientes las fotos y sobre la mesa lanza sus cuatro libros de cabecera, esos que le   impulsan a mejorar cada día sus versos y que son tan dispares que van de la poesía cancioneril castellana a la malograda Gata Cattana, una rapera y poeta fallecida en 2017 con apenas 26 años, pasando por el reconocido poeta burgalés José Gutiérrez Román.

«El rap me gusta desde que era un crío, empecé a escucharlo por influencia de un primo mío y comencé por artistas como Juaninacka o Elphomega y otros más conocidos como Violadores del Verso. A la vez que escuchaba, ya comenzaba a escribir cosas pero lo hacía para mí, siempre me ha gustado improvisar», explica este rapero o  improversador como le gusta llamarse, que vino al mundo, como él dice, con el solsticio de verano (nació el 21 de junio de 1989) y que hace apenas cinco años deslumbró al jurado de un certamen de rap en homenaje a Cervantes organizado en el Festival de Teatro Clásico de Almagro. 

Y es que se lo tomó tan en serio que viajó a Alcalá de Henares (Madrid) para empaparse de la vida del autor del Quijote y leyó todo lo que cayó en sus manos. Entre risas, reconoce que es un poco obsesivo: «En aquellos días éramos tres en la cama, mi chica, Cervantes y yo». ¿El resultado? Un minuto a mayor gloria de don Miguel que comienza así: Me llamo Miguel de Cervantes, nacido cerca del Henares.

Morí 400 años atrás desembocando en el Manzanares

¿He oído que van a buscarme?

lo siento, no van a encontrarme

Estoy en el corazón de cada lector

aquí, en cualquier parte.

Este verano está siendo de lo más activo para este joven psicólogo al que aún la música no le da para vivir (trabaja en un herbolario). Mientras va dejando en el papel -concretamente en una libreta Oxford- sus rimas para convertirlas en ese libro o audiolibro que tiene en mente, «amo mucho la improvisación pero también me gustaría que la gente pudiera escucharme en su casa y darle vueltas a lo que digo», ha acompañado a Daniel Guantes en el bonito proyecto La calle sonante, con el que ha recorrido Asturias tocando al aire libre y ha hecho varias colaboraciones con Blanca Altable y Pure.

Álex Hache -Alejandro Herreros para la vida civil y @alex_hache_minimo en Instagram- se forjó como poeta/rapero durante su vida universitaria en Valencia y en el País Vasco -«participaba en tertulias y encuentros poéticos muy interesantes»- y reconoce que siempre ha tenido mucha facilidad de palabra. A su juicio, las cualidades que deben adornar a quien quiere triunfar en el rap o en lo que él prefiere, los poetry slam (encuentros de poetas recitadores) son la capacidad de observación «tanto externa como interna», la agudeza mental y la rapidez. También ayuda -añade- tener un léxico amplio y estar al día de la actualidad.

No le atraen excesivamente las batallas de gallos aunque ha participado en algunas celebradas debajo del puente Gasset o en las escaleras del Centro de Arte de Caja de Burgos y no le gustan, precisamente, porque las más frecuentes consisten en descalificar al adversario y usar temas muy alejados de sus preferencias: «A mí me encantan la metafísica, el alma, la naturaleza, la espiritualidad e inspirarme con las propias palabras, con su fonética, me chiflan las aliteraciones, por ejemplo».