Aparcan la revisión catastral porque no asegura bajar el IBI

H. JIMÉNEZ
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El Ayuntamiento de Burgos renuncia a solicitar una verificación de los valores, como se planteó inicialmente, tras comprobar que no están demasiado alejados de la realidad del mercado

La última actualización del parque inmobiliario a cargo del Catastro data del ejercicio 2015 - Foto: Alberto Rodrigo

No habrá revisión catastral y por tanto el Impuesto de Bienes Inmuebles no se tocará. Ni al alza, ni a la baja. Fue hace un año cuando el equipo de Gobierno municipal apuntó que estaba "barajando" solicitar al Ministerio de Hacienda una revisión de los valores catastrales en el caso de que ésta tuviese como resultado un descenso de los mismos y por ende una rebaja de los tributos municipales que están vinculados a sus estimaciones.

La idea, a su vez, provenía de una sugerencia que había trasladado la patronal FAE al Consistorio para aflojar la presión fiscal. Doce meses después, ha quedado aparcada sin que haya sido necesario ni siquiera explorar esta vía. Al menos oficialmente.

La pretensión municipal pasaba por plantear una solicitud al Catastro para verificar los valores, pues la última actualización data del año 2015 y a priori podría suceder que la tasación inmobiliaria haya descendido desde entonces, por mor de los vaivenes económicos. Esto permitiría, de forma indirecta, que el recibo de la contribución descendiese, pues se calcula multiplicando el tipo impositivo municipal (que es uno de los más bajos de España) por el valor catastral.

Sin embargo, un "tanteo informal", como lo define el concejal de Hacienda, David Jurado, ha permitido comprobar no tanto si los valores han descendido o han aumentado, sino más bien que "no están alejados, en promedio, del valor real, así que no tenía mucho sentido emprender una revisión general".

Jurado hace hincapié en que nunca se ha hecho una petición formal, pues si se hubiera oficializado el trámite ya no tendría marcha atrás, pero sí reconoce que han hablado con los técnicos del Catastro de Burgos a los que agradece su "predisposición e interés" en trabajar conjuntamente con el Ayuntamiento.

Esa aproximación, al resultar demasiado cercana a los valores reales, concluyó que no merece la pena el esfuerzo que conlleva toda una actualización. No solo implica cientos de horas de trabajo por parte del organismo catastral, revisando barrio a barrio y calle a calle las tasaciones antiguas para compararlas con las actuales, sino que también supone una ardua tarea para el Ayuntamiento, que debe notificar a cada contribuyente los nuevos valores.

Tampoco de oficio. "No iba a tener mucho sentido toda esa labor porque apenas nos iba a variar, millón arriba o millón abajo, respecto a los 55 que ahora recaudamos anualmente. Y no compensa", insiste el concejal de Hacienda. De hecho, el Ministerio también podría llevar a cabo de oficio la revisión catastral, sin necesidad de una solicitud previa por parte del Consistorio, en el caso de que detectase un gran desfase, y no lo ha hecho.

Ahora queda definitivamente claro que los impuestos municipales se congelarán, como llevan haciendo en los últimos años, sin experimentar subidas pero tampoco bajadas. Y al Ayuntamiento le seguirá tocando pensar qué hacer con el remanente que va generando, producto entre otros factores de su incapacidad para "digerir" todos los ahorros por la vía de la inversión. Al menos hasta que a partir de 2024 regrese (previsiblemente) la regla de gasto y su obligatoria amortización de la deuda.