El Cuartel General de la División San Marcial de la capital burgalesa se ha convertido estos días en el lugar desde el que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) diseña el modo en el que los países de esta gran alianza internacional deben de operar en lo que, en la jerga de la Fuerzas Armadas, llaman como la capacidad de 'Explotación Técnica'. Lo que en un lenguaje cotidiano se traduce en el proceso a seguir cuando en una misión se intercepta al enemigo un teléfono móvil, un dron...

El avance de la tecnología en los últimos años ha obligado a los servicios de inteligencia a redoblar los recursos, los esfuerzos y la formación y prueba de ello es el seminario que la OTAN y el Estado Mayor Conjunto español han organizado en Burgos. Un encuentro en el que participan cerca de un centenar de representantes de 19 países de la Alianza Atlántica.

De lo que se trata en estas jornadas es de marcar los procedimientos a seguir cuando se captura o requisa material. Dicho con un ejemplo sencillo, no vale con derribar un dron o requisar un teléfono. Hay que ir más allá ya que estos elementos tecnológicos pueden contener información valiosa sobre el enemigo y puede servir también para aprender a protegerse mejor.

Los representantes de la OTAN reunidos en Burgos son profesionales con hilo directo con los altos mandos militares y políticos y son ellos los que facilitan información sensible que puede servir para poner en marcha operaciones con carácter inmediato.

Pero hablar de Explotación Técnica es hacerlo también de recursos tan variados como técnicos especializados en informática forense, de analistas de inteligencia o especialistas en riesgos nucleares, biológicos, químicos y radiológicos (NBQ-R).

Las jornadas, eminentemente teóricas, tendrán continuidad el próximo año con un ejercicio (de carácter práctico) que se desarrollará el próximo verano también en Burgos.

En el Cuartel General de la División San Marcial se mostraban orgullosos de acoger esta cita sobre la que, más allá del ámbito profesional, defendían la riqueza que genera para la ciudad. No dejan de ser un centenar de personas que probablemente difundirán el hombre de Burgos en sus países de origen.