Un "parche" de 6,4 millones para la N-122

L.N.
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Pese a que el Ministerio de Transportes ha propuesto adjudicar las obras a una empresa vallisoletana, en Fuentecén, Fuentelisendo, Valdezate o Nava defienden que la gran apuesta debería ser la autovía

Los vehículos se ven obligados a circular esquivando los socavones. - Foto: Valdivielso

No todas las inversiones se ven con buenos ojos. Es lo que sucede con la propuesta de adjudicación por 6,4 millones de euros por parte del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) a una empresa de Valladolid para eliminar los baches y rehabilitar el firme de la N-122 en el tramo comprendido entre Aranda de Duero y el límite con la provincia de Valladolid, es decir, hasta Nava de Roa. Los alcaldes de los municipios de la Ribera del Duero por los que atraviesa esta nacional, que no deja de sumar siniestros, preferirían que ese dinero se destinara de una vez por todas a su conversión en la ansiada Autovía del Duero. 

Así se pronuncian uno tras otro. El regidor de Nava de Roa, Carlos Velasco, advierte que este contrato, que se licitó por 7,8 millones de euros, podría ser «pan para hoy y hambre para mañana». Considera que, en todo caso, aportaría una solución temporal, «para cubrir el expediente, pero no nos va a sacar del atolladero en el que estamos». Porque la N-122 atraviesa de lleno su localidad y cuentan por decenas las víctimas mortales y heridos. Por eso, critica que desde las Administraciones no se escuche la opinión de los alcaldes de los pueblos.

También el regidor de Fuentelisendo, Álvaro Domingo, se muestra rotundo:«Tenían que gastar ese dinero en la A-11 y no en bachear».En esta línea, el de Valdezate, Teófilo de Pedro, subraya que si se invierte tanto en reparar los socavones de la N-122 «da la impresión de que se olvidan de lo demás y de que la autovía irá para largo. Esto no deja de ser un bache», remarca.

Por su parte, el alcalde de Fuentecén, Juan Antonio Martín, sostiene que las obras, con un plazo de ejecución de 30 meses, serán positivas si «se echa una capa en condiciones porque si sólo es bacheo será tirar el dinero». Lo dice resignado. Porque la autovía va camino de convertirse en la eterna promesa y porque, en el día a día, el tramo hasta Fuentecén «tiene más baches que un camino de cabras».

El malestar de estas localidades se refleja con datos como el siguiente: desde julio de 2015, cuando se inauguró la variante de Aranda, un recorrido de 13,4 kilómetros que precisó de 7 años para su ejecución, no se ha movido ni un metro de tierra en esta autovía en la provincia de Burgos. Quedan por ejecutar 65 kilómetros en dos tramos. En los despachos, el último avance se produjo en junio con la aprobación provisional del proyecto de construcción que permitirá conectar la A-11 con la N-122 en las proximidades de Castrillo de la Vega, una actuación que se licitará por 14,4 millones de euros.