Burgos rescata al turista de paso y prevé un verano «potente»

B.G.R. / Burgos
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La patronal ve con optimismo la temporada alta, pero muestra cautela por el efecto negativo que tuvieron las olas de calor en 2022. Las reservas ya están al 35%

Los empresarios esperan la llegada de visitantes nacionales y, en mayor medida, de internacionales, colectivo que más ha costado recuperar al sector tras la pandemia. - Foto: Christian Castrillo

Acostumbrados tradicionalmente a las entradas de última hora, los empresarios de hoteles de Burgos capital viven un 2023 marcado por la antelación. Ya ocurrió con la campaña de Semana Santa, cuando las llamadas comenzaron a llegar en el mes de febrero, y se repiten de cara a la temporada alta, con un 35% de las habitaciones ya reservadas para julio y agosto, lo que anticipa una «potente» temporada alta marcada por la recuperación del turismo de paso, principalmente extranjero, pero sin olvidarse del auge del nacional y enmarcada en una tendencia generalizada de optimismo tanto en destinos urbanos como de costa, tal y como subraya el presidente de la patronal, Luis Mata.

Las previsiones de ocupación superan a las de 2022 y podrían sobrepasar a las del ejercicio prepandemia (2019), si bien el máximo representante de la Federación de Hostelería muestra su cautela y condiciona la materialización de esas expectativas a la meteorología. Recuerda en este punto que las olas de calor del pasado estío tuvieron un efecto negativo en el turismo de interior y provocaron un aluvión de cancelaciones que mermaron las pernoctaciones en julio y agosto. «Es algo que también puede ocurrir este año», explica, reconociendo que cuando se da esta circunstancia «perdemos atractivo, ya que no es lo mismo elegir Burgos que ciudades con playa como Santander y San Sebastián aunque los precios sean más elevados».

Sin mirar a lo que el cielo pueda deparar, el también presidente de la Asociación de Alojamientos Turísticos valora de forma muy positiva esa anticipación de las reservas, con llamadas incluso para septiembre y octubre, en este último caso de peregrinos del Camino de Santiago o de grupos. Las primeras corresponden a turistas nacionales, con una tendencia al alza que se mantiene desde la crisis sanitaria, pero también de internacionales, cuya afluencia ha tardado más en recuperarse. «Esperamos una mayor subida de los visitantes extranjeros, aunque ambos colectivos tienen que funcionar bien», remarca, al tiempo que detalla que en los dos casos se comparten perfiles vinculados la estancia media.

El tiempo medio que se quedan esos viajeros de paso que van camino de la costa o de regreso a su residencia suele rondar los 1,5 días, ampliándose hasta los dos en el caso de los nacionales que «huyen de destinos de calor» e incluyen la ciudad dentro de una ruta por carretera en el norte, resaltando en este sentido la importancia de que «nos sitúen ya en el mapa». Esta mayor o menor presencia está condicionada por «la distancia y la facilidad de acceso», lo que lleva a que se mantengan también en verano las principales Comunidades de procedencia, es decir, Madrid, País Vasco, Cataluña y Castilla y León.

En cualquier caso, y a tenor de esas previsiones, el presidente de la patronal prevé que la ocupación media de los meses centrales del verano ronde entre el 75% y el 80%, frente al 70% registrado el año pasado, con periodos en los que se incrementará este porcentaje hasta rozar el lleno, como son el puente de Santiago, aunque no sea festivo en todo el territorio nacional, o las tres primeras semanas de agosto, coincidiendo en la última el final del puente de la Virgen y el inicio de la Vuelta Ciclista a Burgos. 

El alza generalizada de las tarifas es otro factor a tener en cuenta, aunque Mata puntualiza que en, el caso de la capital, se presenta moderada, un 6%, «nada comparable con la costa o Madrid» y en línea con la de otras ciudades del entorno. Justifica esta subida de precios en la oferta y la demanda y precisa que la campaña alta permite a los empresarios lograr la rentabilidad necesaria para poder «mantener abiertos sus establecimientos» después de los meses «duros» de invierno. En este punto, explica que la ocupación en el primer trimestre «ha sido mejor» que la de 2022, sin que «esto suponga una buena valoración» dada la «irregularidad» de las pernoctaciones. Desde marzo se han notado los congresos, el fútbol y el turismo convencional, a los que en abril y mayo se han unido los visitantes extranjeros, los peregrinos y la celebración de eventos. Un cóctel con el que se han llenado hoteles los fines de semana, si bien prevé un junio más flojo.