Se anunció a bombo y platillo como un centro puntero de desarrollo de tecnologías para la investigación y el almacenamiento de CO2 pero se ha convertido en un auténtico agujero negro que no deja de engullir dinero público. Mientras el actual Gobierno socialista y la Fundación Ciuden trabajan supuestamente para reorientar el futuro de las instalaciones construidas hace 9 años en Hontomín, se suceden los contratos para el mantenimiento o las obras en unas instalaciones sin ningún uso práctico ni rentabilidad conocida.

El cambio de políticas energéticas y medioambientales del Ministerio para el Reto Demográfico y la Transición Ecológica derivadas de las exigencias de la Unión Europea ha provocado que se entierren allí las decenas de millones que precisó la construcción de la planta, con un presupuesto inicial de 72,9 millones de euros, y el coste de los sucesivos contratos para el suministro de dióxido de carbono, así como otros ‘menores’.

El último gasto anunciado no deja de ser otra prueba del despropósito en el que se ha convertido este proyecto.Más de 200.000 euros para restaurar una zona en la que se iba a construir un centro de interpretación sobre el cambio climático y las energías limpias, presupuestado en 3 millones de euros, del que no se llegó a poner ni un ladrillo. Pero sí se explanó el terreno,se construyó un colector y un vial de acceso de medio kilómetro con taludes tendidos hasta 45º.

Al centro, proyectado por unos arquitectos vascos, se renunció a finales de 2012. Ahora toca cumplir con el plan de restauración y la normativa sobre gestión de residuos de las industrias extractivas y de protección y rehabilitación del espacio afectado por actividades mineras. Se trata de devolver la zona norte de las instalaciones a su aspecto original, en la medida de lo posible, y restaurar la vegetación natural presente en la zona. «Con el fin de acelerar la recuperación ambiental del entorno» esta actuación se quiere acometer antes de la suspensión de los trabajos de inyección de CO2, aún sin fecha, aunque las instalaciones solicitaron un permiso no inferior a 30 años, 10 para la inyección y 20 para su monitorización y control posterior.

Por el momento, «la única operación de desmantelamiento de instalaciones en esta zona será la retirada del colector y arquetas de registro que nunca llegaron a usarse, relleno de la zanja abierta y restauración de la superficie afectada que se realizará de manera conjunta con el desmantelamiento final del Centro en una segunda fase», detalla el pliego de los trabajos, que se han licitado por 228.842,9 euros.

El Centro de Interpretación iba a ser un edificio dedicado a la divulgación de la Captura y Almacenamiento Geológico de CO2, por lo que se diseñó integrado en el entorno y más elevado, para poder divisar desde él la plataforma de los pozos perforados, cada uno con 1.600 metros de profundidad. Finalizado el espejismo, la zona se renaturalizará con un aporte vegetal de tierra y la plantación de árboles y arbustos que constituyen la vegetación potencial de la zona y están actualmente presentes en ella, aunque de forma aislada, como la encina y el quejigo, además de enebros, gayubas y espinos albares. «Estas especies, además, aportan alimento a la fauna potencial de la zona, lo que atribuye un valor ecológico a la restauración propuesta», apunta el pliego, que dispone repartir los ejemplares en 3 bosquetes, cada uno integrado por 60 árboles y 35 arbustos. Añade que la época adecuada de plantación se sitúa en otoño, por lo que podría ser el de este año si no se demora la resolución del concurso.

Finalmente, se acometerá también la restitución del arroyo de la Fuente del Lago, que discurre al norte de la plataforma de la instalación (paralelo a su ramal de acceso) y sobre el que se realizó un badén para construir el camino hacia el fallido centro de interpretación.