17-A: el día que Barcelona se tiñó de sangre

Maricruz Sánchez (SPC)
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Hace cuatro años, la Ciudad Condal entró en 'shock' cuando unos extremistas mataron a 16 personas y dejaron más de 100 heridos en plenas Ramblas, en el peor ataque terrorista en la capital desde el atentado de Hipercor en los 80

Imagen de archivo del homenaje celebrado en 2017, horas después del atentado, sobre el mosaico de Joan Miró del emblemático paseo barcelonés. - Foto: EFE

Barcelona no puede olvidar el 17 de agosto de 2017. Ese fatídico día, la Ciudad Condal entró en shock al calor de una tragedia que aún, cuatro años después, sigue estremeciendo y resonando en el imaginario colectivo. Un reducido grupo de extremistas cometió un atentado en Las Ramblas, el peor ataque terrorista que ha vivido la capital desde el de Hipercor, a manos de ETA, en los 80. Una masacre que segó la vida de 16 personas y dejó más de 100 heridos.

Era jueves y la primera hora de la tarde fue el momento escogido por los yihadistas para asaltar el icónico paseo barcelonés. Younnes Abauyaaqoub fue el responsable de la barbarie. En un escenario absolutamente lleno de turistas y vecinos, en plena época estival, este individuo, un joven islamista radicalizado por Abdelbaki Es Satty, imán de Ripoll, realizó un atropello masivo con una furgoneta blanca que finalmente detuvo en el mosaico de Miró. Su recorrido se saldó con 15 fallecidos y más de un centenar de heridos, en un enclave tomado por el caos, la confusión, los gritos y la sangre.

Con una insospechada normalidad, el terrorista abandonó el vehículo y cruzó a pie el mercado de La Boquería. Contestó, incluso, a una chica que preguntaba confusa qué había ocurrido y se zafó del intento de un turista italiano por detenerle. Las cámaras le captaron andando, aparentemente tranquilo, tras cometer la masacre. Después de atravesar media ciudad y llegar a la Zona Universitaria, minutos después de las 18,00 horas, apuñaló mortalmente a Pau Pérez para robarle su coche y continuar con su huída. La lista negra de muertos sumó así 16 nombres.

Cuando ya se encontraba al volante del Ford Focus del joven asesinado, Abauyaaqoub se saltó un control policial llevándose por delante a un agente de los Mossos, y siguió avanzando hasta el municipio de Sant Just Desvern, donde abandonó el coche que transportaba, también, el cadaver de Pérez.

Con todos los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad en máxima alerta en toda Barcelona y las localidades colindantes, y tras conseguir escapar de nuevo, el terrorista fue finalmente abatido el 21 de septiembre por la Policía autonómica en el término municipal de Subirats, en la comarca del Alt Penedès, gracias a la colaboración ciudadana.

 

También en Cambrils

El paseo marítimo de la ciudad de Cambrils se convirtió en el segundo escenario del terror después de lo sucedido en Barcelona. Cinco amigos del atacante que cometió el atropello en Las Ramblas estrellaron un turismo contra una patrulla de los Mossos, bajándose acto seguido del vehículo armados para causar el mayor daño posible.

Un agente abatió a cuatro de ellos, mientras que el quinto también fue alcanzado después de un breve intento de huída sin éxito. El atentado se saldó con una muerte más y otros 14 heridos.

Tras horas de tensión, llegó el momento de analizar lo ocurrido. Los servicios de inteligencia de EEUU filtraron que habían mandado un correo electrónico al Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) de España cuatro días después del atentado, reproduciendo un mensaje que ya habían enviado previamente en el mes de mayo a los Mossos alertando de un posible ataque en Barcelona ese verano.

Aunque los responsables de la Policía catalana siempre lo negaron, el aviso era claro: el Estado Islámico planeaba «llevar a cabo ataques terroristas contra zonas muy concurridas en Barcelona, España, específicamente en Las Ramblas».