«La tauromaquia es del pueblo, no de los políticos»

R.P.B.
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Acaba de cumplir un año -el peor en la historia desde que existe la Fiesta- al frente de la Unión de Criadores de Toros de Lidia. El ganadero burgalés Antonio Bañuelos denuncia el abandono del sector

«La tauromaquia es del pueblo, no de los políticos» - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Acaba de cumplir su primer año al frente de la Unión de Criadores de Toros de Lidia. Pero menudo añito: el peor en la historia de este sector en todos los sentidos y a todos los niveles. El ganadero burgalés Antonio Bañuelos es claro y conciso sobre la situación actual: «Las ganaderías de bravo apenas han tenido ingresos. Se han cortado el 85 por ciento de los canales tanto por festejos taurinos -sólo se ha celebrado un 1% del total de reses que había que lidiar- como los populares llegando al canal final de distribución que termina en la cadena alimentaria, ya que los mataderos se han visto con los almacenes llenos. Y el producto no se puede almacenar siempre, es perecedero. La situación es de estocaje total: de los 12.000 reses que había de salida se lidiaron menos de 200».
La pandemia no sólo ha causado pérdidas millonarias al sector. Ha habido importantes ganaderías que ya han desaparecido y con ellas muchos puestos de trabajo. «El sector está en quiebra. Y la inestabilidad del ganadero es enorme porque los festejos que se remotan cambian de fecha o se ven reducidos o están pedientes del aforo... La situación es de quiebra, de disminución de la cabaña brava y de todo lo que esta lleva consigo». En este sentido, Bañuelos defiende que la ganadería de bravo es uno de los asideros de las zonas más deprimidas poblacionalmente, esas que hoy se conocen comoEspaña vacía o vaciada. «La pérdida de puestos de trabajo fijos es muy grave.Las ganaderías de bravo fijan población de forma más intensa que cualquier otra ganadería extensiva porque necesita el cuidado diario, constante y permanente. Sin olvidar que muchos de los puestos de trabajo en este ámbito rural son ocupados por mujeres. Y añadiendo a los productores de piensos, a los transportistas...».
Toda esa pérdida de ganaderías influye también, directamente, en el ecosistema, afirma el presidente de la Unión de Criadores de Toros de Lidia. «Ese hábitat lo está manteniendo el ganadero a sus espaldas para el bienestar social.Ese ecosistema se pierde, se ensucia. Hay 500.000 hectáreas de dehesa declaradas por la UE como de alto valor natural; y hay más cientos de miles de zonas dedicadas a la crianza de la lidia: zona de marismas, de monte viejo, de monte alto y bajo... Todo eso supone para la biosfera una aportación muy rica en fauna y en flora gracias al toro de lidia, y que necesita una hectárea por cabeza para su desarrollo».

 

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