Una quincena de edificios públicos, en desuso en Burgos

H.J.
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Un puñado de inmuebles públicos vacíos esperan a ser recuperados. Pertenecen al Ayuntamiento, a la Junta, al Estado, la Universidad o la Diputación y algunos acaban de quedarse sin función pero otros acumulan años de abandono

El Centro de Especialidades, en la esquina entre avenida del Cid y León XIII. - Foto: Alberto Rodrigo

Son de la administración, son de un tamaño apreciable, están en medio de la trama urbanística y con ellos podría darse rienda suelta a multitud de proyectos. Contenedores culturales, ampliaciones de oficinas públicas, dotaciones para disfrute de los vecinos o incluso promociones inmobiliarias que revitalizasen rincones olvidados. Pero no hay nada previsto para ellos. Una quincena de edificios de titularidad pública permanecen varados en la capital, degradándose de forma paulatina y sin que sus titulares sean capaces de darles uso.

En los últimos meses se ha abierto el debate sobre dos de ellos, de notable tamaño y enormes posibilidades. Uno, el silo de Capiscol, símbolo por antonomasia del cambio experimentado por la economía burgalesa en las últimas décadas, que pasó de una base agrícola a otra industrial y que sin embargo no ha sabido encontrarle otra función a la imponente catedral cerealista. La pasada semana el PP propuso que acogiera la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Internacional, un organismo estatal de nueva creación.

El otro, menos llamativo pero también con unos cuantos metros cuadrados disponibles, es el colegio Marceliano Santa María. Vacío desde la finalización del pasado curso escolar, al haber sido sustituido por el nuevo colegio de Villímar, la Junta de Castilla y León sigue manteniendo su titularidad (también es la dueña del Silo) y anunció hace unos días que no tiene intención de traspasarlo al Ayuntamiento, a la espera de idear algún tipo de uso educativo para él. Rápidamente salió el alcalde reclamando el inmueble para destinarlo a actividades sociales y culturales para los vecinos de la Barriada Inmaculada. Se está a la espera de que el Gobierno regional se pronuncie, algo que será dentro de tres meses.

El Silo y el Marceliano son solo los dos últimos debates en torno a la ristra de muertos vivientes que jalona la ciudad. Son el del Estado, de la Comunidad Autónoma, del Ayuntamiento, de la Diputación o de la Universidad y todos han sido objeto de debates, tormentas de ideas, proyectos nunca concretados o inversiones que parecen encaminadas pero acaban descarrilando. Aquí recordamos un buen puñado de ellos.