"La Rioja está ganando la batalla económica de la Lengua"

R. PÉREZ BARREDO
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ENTREVISTA | Gonzalo Santonja, exdirector del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua

Santonja, en una imagen de archivo. - Foto: M. Martín

Afirma sentirse aliviado después de un calvario de meses en los que considera ha sido ninguneado, en los que se ha sentido solo. Él creó de la nada -a él le encomendaron que creara de la nada- una institución que ha cumplido veinte años, recorrido más que suficiente para hacer inventario. Y para observar que este es enjundioso en numerosas vertientes, entre las que destaca el ámbito científico. Ya no es director del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua Gonzalo Santonja (Béjar, 1952) después de que así se decidiera en el último patronato de la fundación, reunión a la que, increíblemente, no fue convocado quien ha sido su máximo responsable. En adelante, según se anunció, será un ‘consejo asesor’ (sic) quien coja las riendas del Instituto de la Lengua.

Triste final después de dos décadas de trabajo...
Yo no diría triste final, diría final incomprensible. E indebido. Pero el problema del Instituto de la Lengua, que nadie se engañe, no ha sido Gonzalo Santonja. No. El problema es que hace doce años el Instituto recibía 900.000 euros de la Junta de Castilla y León. Ahora recibe 300.000. El último año, pagados el 30 de diciembre.Ese es el problema.A partir de esa situación se generan tensiones y situaciones poco agradables.Pero ese es, y no otro, el origen del problema y el problema actual. Y  es la única institución regional -y los burgaleses deberían pensar en ello- que la Junta ha localizado en Burgos. Institución a la que ha reducido en lo citado el presupuesto.

¿Ha dejado la Junta de apostar por el Instituto y, por ende, por la Lengua como uno de sus grandes activos y motor de desarrollo y futuro o es que Valladolid no quiere que Burgos tenga protagonismo en este ámbito?
Esa pregunta no me corresponde contestarla a mí.Yo he sido director del Instituto de la Lengua y me he esforzado por sacar un trabajo adelante. Sólo hago esa consideración. Pero incluso en los últimos tiempos, con menos presupuesto y recibiendo las subvenciones a finales de diciembre, se han hecho cosas importantes, como las Glosas Silenses con la Real Academia, o el Tratado del Foro de Brañosera. Y eso, en base a la confianza que tenían en mí las personas que han colaborado con el Instituto. Yo no he sido el problema.Diría que, en situaciones poco propicias, para sacar un trabajo adelante he sabido buscado las soluciones.  

Hay quienes temen que la última maniobra de la Junta busca desmantelar el Instituto de la Lengua, que Ciudadanos apuesta por el centralismo...
Es una evidencia que la Consejería de Cultura piensa en Valladolid. Piensa desde Valladolid. Pensemos en el Festival Internacional de Literatura en Español (FILE), que se está celebrando estos días. Igual para Valladolid son buenas fechas, pero está convocado en plenas fiestas de Burgos, de León, de Soria, de Zamora y de Segovia, en las que todo el mundo tiene compromisos amistosos y familiares. No parece la fecha más adecuada. 

¿Teme que se desmantele el Instituto de la Lengua o que se convierta en otra cosa?
Cualquier cosa que diga será malinterpretada, o interpretada como fruto de la ira o de un desconsuelo. Y ninguna de las dos cosas. Yo no miro para atrás, ya miro hacia el futuro. Los próximos años pasaré un trimestre en Lima como profesor honorario de una universidad. No tengo capacidad para mirar para atrás. Y si lo hago, veo que estos años han sido muy fructíferos.

¿Cuáles han sido los logros más importantes?
Hemos trazado el mapa de los orígenes. Cuando yo llegué a Burgos La Rioja era la cuna del español del siglo X. Era una evidencia, algo que nadie discutía, pero demostramos que las glosas emilianenses son del siglo XI. El mapa de los orígenes lo hemos trazado de modo contundente. También hemos dejado la evidencia de que la imprenta nace en Castilla, en Segovia, con el Sinodal de Aguilafuente. Hemos dejado claro que el origen de las libertades está en el Foro de Brañosera, cuando esa Europa que tanto nos incomprende ahora se hunde en lo más oscuro de la Edad Media. Hemos sacado adelante la hemeroteca literaria de Castilla y León, demostrando que siempre hubo un equilibrio entre tradición y vanguardia. O publicado los diccionarios de Jorge Urdiales sobre el castellano rural y las expresiones populares en la narrativa de Miguel Delibes, autor del que todo el mundo habla ahora. 

Y que el Instituto reivindicó desde el principio.
Es que partió de mí. ‘Miguel Delibes, mi mundo y el mundo’, tiene sendos catálogos. Y eso no se había hecho nunca. Pero es que hemos estabilizado el Congreso de Literatura Actual en Castilla y León.Hemos innovado, creado muchas cosas. El Premio de la Crítica está ahí. Hoy es el premio literario más importante de la Comunidad, que ha reconocido a los maestros pero también ha sabido aventurarse y apostar por los más jóvenes.Creamos también la comisión de estilo en la que estaban las cuatro universidades de la región. El único método de español para extranjeros que existe lo hemos trabajado y publicado nosotros, siendo yo el director del comité científico. Teníamos un coordinador de universidades, pero llegó la crisis y se llevó todo esto por delante. Este método es de 2010, hecho con la editorial Everest, a la que la Junta dejó quebrar, lo que me pareció una tragedia.

Por más que no quiera mirar al pasado, ¿no le produce amargura o melancolía ver que esa creación que es suya, porque además ha sido un director muy personalista, se pueda ir al garete o al menos deje de ser lo que ha sido hasta ahora?
El Comisionado de la Lengua me acusó de haber hecho una dirección muy personalista.

Pero eso no tiene por qué tener una connotación negativa...
Claro, pero es que en su caso es una acusación incomprensible. A mí se me nombró director de un proyecto que no existía, que era solo un papel. Solo puedo crearlo de forma personalista, ¿cómo si no? No se podía de otra manera. Lo que suceda a partir de ahora con el Instituto de la Lengua es una responsabilidad de la sociedad burgalesa. Yo ya no estoy al frente del Instituto, luego ya nadie puede pedirme responsabilidades si esto se frustra o se viene abajo. Sinceramente no sé que va a pasar. Creo que todo lo que se haga en nombre del español tiene futuro. Y si no lo tiene es porque quienes lo encabezan, fracasan.

¿Está ganando La Rioja la carrera por la Lengua?
Es evidente que nosotros hemos ganado la batalla científica y tenemos un patrimonio plural y trascendental. Y, sin embargo, La Rioja se va a quedar con el español como recurso económico. El Valle de la Lengua es un proyecto muy ambicioso, muy solvente. ¡Crea 1.500 plazas hoteleras en el valle de Cárdenas! Con el español por bandera plantan cara al reto demográfico e impulsan la cohesión territorial y social. Mientras tanto, aquí, lo que hace la Consejería de Cultura es organizar un festival. Es evidente que La Rioja, esa batalla, la está ganando.

¿Por qué siempre llegamos tarde?
Es que yo creo que aquí ni hemos llegado, al menos para los fondos europeos. Yo tenía un proyecto, El camino y la aventura del español, que integraba a las nueve provincias a partir del epicentro de Burgos. Porque es la historia de una aventura: la lengua de un pequeño rincón que llega a ser lo que es. Pero nada. Aquí lo tengo, encima de la mesa...

¿Ha sido Valpuesta su gran espina clavada en este tiempo? Que no se haya apostado por el lugar en el que se registraron los primeros balbuceos del castellano… Que la colegiata se caiga a trozos… Es el gran icono con el que se ganó la batalla científica...
Creo que es un gran fracaso. Y me duele la situación de Valpuesta. Cuando leo en el proyecto riojano que ellos establecen un eje entre Suso, de San Millán, y Santa María de Nájera… Pienso en lo fácil que podríamos establecer el eje entre Valpuesta y Oña, para empezar. Y luego Cardeña, Silos, Covarrubias… Pero claro, ni San Millán de la Cogolla ni Santa María de Nájera tienen el grado de abandono que tienen Valpuesta y Oña.

¿Ha sentido en este tiempo que los burgaleses no han sentido la importancia de acoger la sede del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua?
Voy a decir una cosa que sí siento. Félix de la Vega dejó un legado espectacular: la galería de escritores modernos y contemporáneos de Castilla y León. Antonio L. Bouza dejó otro legado espectacular, tremendo, un fondo riquísimo. Pepe Rodríguez depositó en el Instituto la mejor colección del mundo de prensa filipina en español. Pepe se ha llevado ese depósito, y eso que tuvo la intención de dejarlo de forma permanente. Ni Félix de la Vega ni Antonio L. Bouza han tenido un reconocimiento. Y ambos hicieron la donación a un Instituto con cuyo espíritu se identificaban. Qué quieres que te diga a partir de esta reflexión.

¿Se ha sentido solo estos últimos meses?
He estado solo. Esto es una evidencia. Durante el último semestre a mí ni siquiera se me ha respondido a las cartas.

Y cierto hostigamiento...
También ha sido evidente. He sido continuamente hostigado. De hecho, en el penúltimo patronato, se me dijo que abandonara la reunión  justo cuando iba a arreglar la situación. Y a este último ni siquiera se me convocó. Escribí una carta a los miembros del patronato precisamente porque no se me convocó.