El juicio al cura por agresión sexual en Aranda ya tiene fecha

L.N.
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La Fiscalía solicita 14 años y 9 meses de prisión para este sacerdote de Alcalá de Henares por unos hechos que tuvieron lugar en Aranda entre 2017 y 2019

La primera agresión denunciada se produjo en la parte trasera de la ermita de la Virgen de las Viñas en 2018. - Foto: Valdivielso

Ya hay fecha. El cura del obispado de Alcalá de Henares que está acusado de tres delitos de agresión sexual y otro de acoso contra una mujer de la Ribera del Duero será juzgado el próximo 25 de enero en la Audiencia Provincial de Burgos. Este sacerdote, de 49 años de edad, sometió a su víctima en distintas situaciones de carácter sexual entre octubre de 2017 y enero de 2019, sin cejar en su empeño de contactar con ella tras denunciarle en junio de 2019. La Fiscalía, como ya adelantó este periódico, ha solicitado 14 años y 9 meses de prisión. 

Según lo expuesto por el Ministerio Fiscal en su escrito de calificación, el cura conoció a la que sería su víctima en julio de 2017, en un evento de la Iglesia de la Renovación Carismática Católica en el Madrid Arena «donde el procesado, en el ejercicio de sus funciones como sacerdote, administró a la perjudicada el sacramento de la confesión». Meses después, coincidieron en otro acto y el cura le pidió su número de móvil. Empezó a mandarle mensajes hasta que ella le bloqueó. No se dio por vencido y comenzó a llamarla desde «una gran cantidad de números».

Para acabar con esa insistencia, a finales de julio de 2018 la víctima accedió a quedar con el sacerdote para dar un paseo por el entorno de la ermita de la Virgen de las Viñas y se sentaron en un banco en la parte trasera del templo. Fue entonces cuando el agresor «empezó a cogerle de las manos, besarlas y a tocarle el pelo y abrazarla». Le propuso pasar el día en un hotel» a lo que ella se negó e intentó marcharse, momento en el que el procesado «la empujó bruscamente contra la pared de la ermita e intentó besarla». Ante su oposición, le tiró fuertemente del pelo, se refrotó contra ella e intentó tocarla todas las partes «llegando a lamer y a besar su cuello y su cara mientras ella lloraba, al tiempo que él gemía diciendo que estaba muy excitado». Le propuso mantener relaciones, comentándole que tenía preservativos y que dejara de luchar contra él porque le provocaba mayor excitación. Ella logró zafarse, dándole una patada en sus partes íntimas.

La víctima denunció otra agresión en noviembre de 2018. El cura fue a su trabajo cuando estaba sola y la metió a la fuerza en una sala. Mientras ella luchaba para que no le desabrochase los pantalones, él le decía obscenidades y «se frotaba contra ella e intentaba tocarla por todo el cuerpo», pese a que ella no paraba de llorar y pedir que la soltara, según el escrito. En el forcejeo llegó a desabrocharle la chaqueta del uniforme, le tocó los pechos y ante su negativa a hacerle una felación, «comenzó a masturbarse encima de la mujer hasta eyacular».

Tras estos hechos volvió a presentarse dos veces más en el trabajo de la víctima. En la última llegó a decirle que «tuviera en cuenta que nunca sería de nadie más». La Fiscalía también solicita una indemnización de 6.000 euros por daños morales ya que la víctima sufre un trastorno de estrés postraumático y un nivel de ansiedad severo. Él fue suspendido cautelarmente.

Piden 4 años de cárcel. Por otra parte, la Audiencia Provincial juzgará el 16 de enero a un trabajador de una empresa de máquinas de vending acusado de un delito de apropiación indebida y otro delito continuado de hurto tras quedarse con los 12.000 euros de recaudación que había en una multinacional de Aranda. La Fiscalía solicita cuatro años de prisión, además de devolver ese dinero más intereses.