Los vecinos suman firmas contra el «abandono» del río Bañuelos

I.M.L.
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La petición de una actuación de limpieza y desbroce de este cauce en la zona urbana de Aranda cuenta con más de 175 apoyos. La bajada del nivel de agua saca a la luz la «escombrera» del fondo

Los cañizos, ahora tumbados sobre el agua, ocupan casi la totalidad del cauce antes de la presa de Fuenteminaya. - Foto: I.M.L.

La bajada del nivel del agua en el río Bañuelos a su paso por la capital ribereña tras la campaña de riego ha dejado al descubierto los desperdicios que se acumulan en su fondo y esa imagen ha movilizado a los vecinos que han comenzado una recogida de firmas para instar al Ayuntamiento de Aranda a que preste más atención a este cauce, por estética, por conciencia medioambiental y por evitar tapones que provoquen desbordamientos. «Desde mi balcón veo la zona de la antigua cacharrería y da pena, no se ve ni el agua, es la imagen del abandono total», denuncia María del Mar Arnanz, impulsora de esta iniciativa ciudadana, que apela a la administración local porque «he hablado con la Confederación Hidrográfica del Duero y me han dicho que los tramos urbanos son responsabilidad de los ayuntamientos».

Por el momento, ya ha logrado reunir unas 175 firmas, que continúan sumando adhesiones, que registrará en el Consistorio arandino para pedir que se lleve a cabo una limpieza de este río. Una parte de su ribera cuenta con una senda para pasearla, aunque el escenario del recorrido no es nada edificante: cascotes de obra, bolsas, un paraguas, un colchón, latas son algunos de los residuos no biodegradables.

«Había hasta una caldera, pero debe haber pasado un chatarrero y se la habrá llevado, algunos se creen que esto es su escombrera particular», lamenta un vecina. A todo ello se suma el exceso de vegetación en algunos puntos del cauce y algunas grandes ramas, en la zona de la calle San Francisco sobre todo, que podrían provocar un tapón y dar lugar a desbordamientos.

Algunos vecinos piden que las posibles actuaciones no se queden sólo en ese tramo. «En el puente de María Pacheco está tan lleno de juncos que no se ve el agua, no creo que la poca que baja pueda pasar por ahí», apunta otra señora del barrio. Paseantes y residentes de la zona consideran que la cercanía del río es una ventaja, «un lujo en plena ciudad» pero «así no, es un asco verlo así» denuncian otros mirando el cauce desde el puente.