La incansable lucha para evitar que la maquinaria agrícola que atraviesa las calles más céntricas de Cubo de Bureba ha llegado a su fin. Tras más de una década buscando soluciones, el equipo de gobierno, liderado por Roberto Cabezón, propone la construcción de un vial paralelo a la N-232, al que accederán desde la N-I, y por el que estos vehículos rodearán el casco urbano.  

Desarrollar un proyecto de más de 100.000 euros supone un gran esfuerzo para un municipio con un presupuesto muy ajustado, aunque la ayuda recibida por parte de la Diputación hará posible que los trabajos se liciten a corto plazo. Con ello, esperan solucionar las intervenciones «sin sentido» que el Ministerio de Fomento llevó a cabo en los alrededores de la localidad y que provocaron la pérdida de dos accesos a la carretera nacional, por lo que a día de hoy solo hay posibilidad de entrar y salir desde la N-232. Esto también repercutió en que los vehículos que quieran cruzar el pueblo solo disponen de la calle principal, algo que cambiará al unir la salida hacia los caminos agrícolas con la carretera que se dirige a Fuentebureba. 

El plan sostiene edificar una variante de unos 400 metros de longitud y 8 de anchura contando con las cunetas laterales que enlace la antigua vía con los pasos agrícolas que cruzan actualmente la N-I. El tramo atravesará varios terrenos privados «y las expropiaciones ya las tenemos más o menos pactadas. Solo tenemos pendiente pedir los correspondientes permisos al Ministerio y a la Confederación Hidrográfica del Ebro», declara el alcalde.

El paso de tractores y cosechadoras «que cada vez son más grandes y apenas entran por las calles», se lamenta Cabezón, no ha generado daños personales graves, «pero sí que hemos sufrido en varias ocasiones cortes de luz y de teléfono porque se han llevado por delante el cableado». Alguna vivienda también «ha sufrido las consecuencias y ha perdido parte de su fachada o los canalones, por lo que consideramos que urge ejecutar el vial», concluye.

Acabar la pista deportiva. Después de casi seis años desde que comenzó la construcción de la pista polideportiva, en el ejercicio actual está prevista la última intervención, lo que implica que los usuarios practicarán deporte resguardados por un techo.