Iñaki Elices

Iñaki Elices


Por una ciudad segura para los peatones

13/11/2022

Mis hijos de 13 y 15 años están aburridos, cansados de mí. Los motivos son múltiples y variados, porque los adolescentes tampoco necesitan muchas excusas para mandar al padre a paseo. Pero últimamente les agoto, según me afean, cuando antes de salir de casa les sermoneo con todo tipo de consejos sobre cómo cruzar los pasos de cebra o cómo circular con la bicicleta. La verdad es que desde que salen solos de casa me he preocupado de que sean precavidos para evitar que un coche se los lleve por delante. Pero este año mi inquietud se ha convertido en obsesión, debido, sin duda, a la alarmante cifra de fallecidos por atropello este año en la ciudad. Hace más de una década que no hay tantos muertos en la capital por accidente de tráfico. Y las causas del aumento no están muy claras, aunque hay una a la que han apuntado cuerpos policiales e incluso el Ministerio Fiscal. Parte de la ciudadanía ha salido sobreexcitada de la pandemia, lo que se ha traducido en una desatención muy extendida de las normas, incluidas las de circulación. La Policía Local denuncia más conducciones temerarias, más alcoholemias y más positivos en drogas, de modo que hay que apelar a la responsabilidad de todos para tratar reducir la siniestralidad en la ciudad. 

Pero el Ayuntamiento también debe poner más de su parte. La Policía Local ha trabajado mucho y bien, a lo largo de los años, para disminuir los accidentes en las calles de Burgos, al punto de que logró encadenar varios ejercicios con el marcador de fallecidos a cero. Sin embargo, cuando se detecta una relajación en los conductores a la hora de circular por las calles hay que redoblar los esfuerzos y las inversiones para darle la vuelta a la situación. Vale que haya que vigilar el cumplimiento de la ordenanza de movilidad y vigilar que ciclistas y usuarios de patinetes no invadan los espacios del viandante, pero no se puede emplear ni un agente en esa misión en un año con cinco peatones fallecidos, porque el verdadero peligro siguen siendo los vehículos a motor. Hay que ejecutar más pasos elevados, porque es la única manera de hacer reducir la marcha a los conductores. Y si se prometen, como ha ocurrido, ya tenían que estar instalados.