Al Aparejadores se le trata de vos

ÁLVAR ORTEGA
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Más de la mitad de los jugadores del equipo burgalés son argentinos. Una revolución potenciada por el cuerpo técnico que lideran los compatriotas José García y José Basso

Todos los jugadores y los miembros del staff técnico procedentes de Argentina posan en el campo de San Amaro con la bandera de su país. - Foto: Valdivielso

En el vestuario del Recoletas Burgos Universidad de Burgos resulta extraño ver a los jugadores tratarse de tú a tú. Es más habitual escuchar el 'vos' en las conversaciones del día a día y es que, además de los dos entrenadores argentinos, José García y José Basso, la plantilla de la temporada 2022/23 está conformada por hasta 17 jugadores que, o han nacido en Argentina, o tienen un estrecho vínculo familiar con el país de América del Sur.

Es por ello que en los gritos de las melés, en las indicaciones de los pases a la mano o en las celebraciones de victoria se respire 'ragby', no rugby. Así lo pronuncian la mayoría de los integrantes de la plantilla, que en España han encontrado la posibilidad de «vivir de ello, de lo que nos gusta», confiesa el medio melé Tani Bay, nacido en Santa Fe hace 30 años y campeón de la División de Honor española con el VRAC. «La mayor diferencia es que allí el rugby es amateur o muy profesional. Ninguno de nosotros, que hemos jugado allí, hemos cobrado nada. El amor por el rugby es enorme, mucho mayor que en España, pero aquí es nuestra profesión», añade uno de los fichajes del club castellano el pasado verano. No fue el único refuerzo, ni mucho menos, pues desde que los compatriotas José García y José Basso se hicieron con la dirección en el apartado técnico y deportivo, el número de jugadores argentinos dentro del vestuario ha ido aumentando. Ya son más de la mitad.

La principal causa de este giro en la política de fichajes no es aislada. Todos los equipos españoles están optando, y cada vez más, por fijar su mira en el continente americano y olvidarse de otros países de gran tradición como Sudáfrica, Australia, Samoa... Las razones para optar por la vía actual son sencillas: el idioma no es una barrera, el esfuerzo económico es mucho menor y la burocracia mucho más sencilla. «Esto se basa en relaciones y en confianza. No tenemos la cartera que tienen otros equipos, entonces tenemos que buscar por otras vías los mejores jugadores posibles y esta funciona», explica el segundo técnico José Basso, que como jugador compartió experiencias con algunos de los actuales jugadores, como Carrió.

Esa también es una mejora. Todos los miembros argentinos de la plantilla están en el proyecto burgalés por recomendaciones o por referencias directas y es que si no han sido compañeros, muchos han sido rivales, o incluso se conocen desde sus años formativos en su país. «Muchos fichajes se hacían con un vídeo de mejores jugadas», recuerda el capitán gualdinegro, Feta Casteglioni, que tras diez años en este país y habiendo acumulado ya más de 30 apariciones con la selección española, remarca la ventaja que supone compartir lugar de origen.

Eso sí, muchos de los jugadores americanos tienen familiares españoles o raíces en el país, un hecho que facilita el cumplimiento de la norma de seleccionables, la cual exige que, en cada partido del primer equipo, siempre haya alineados siete jugadores que puedan ser convocados por España. Algo que cada vez es más difícil de cumplir por los pocos jugadores nacionales disponibles en comparación a los extranjeros. «El rugby en Argentina es masivo, está dentro de las posibilidades de todas las personas y se toma como algo cultural, en diferentes zonas mucho más. Acá está el fútbol e incluso el baloncesto o el balonmano antes que el rugby», reflexiona Santiago Gramajo, uno de los últimos jugadores en llegar.

Fuera del rugby. Cambiar de país significa cambiar de costumbres, pero la 'banda' del Recoletas Burgos Universidad de Burgos intenta mantener su estilo de vida. Rodeados de tantos compatriotas, lo tienen más fácil. «Hace unos años mi acento se volvió más neutro, pero ahora ha vuelto a ser el que era», comparte entre risas Casteglioni sobre un efecto que está virando, pues ahora son los jugadores locales los que están adquiriendo ese acento tan característico y esa jerga argentina que escuchan en cada entrenamiento.

«Todos tomamos mate y bailamos tango», bromea al final de un entrenamiento el asturiano Álex Suárez, llegado este verano entre una tropa de jugadores argentinos que se han convertido en mayoría y que también están involucrados con la cantera, pues algunos de ellos como Carrió se están preparando para ser, en un futuro, entrenadores.