Según la edad que se tenga, y lo rumboso que se sea, hoy que es como si fuese 1 de enero bis, uno puede encontrarse como para llegar esta noche a la cama sin sobresaltos y ya; como para comer lo justo, moverse lo justo, y beber y pensar nada. Pero si, aunque sea solo un instante, se disipa la niebla de su cabeza, puede volver la mirada al horizonte que se abre: un nuevo año. Y esto lo podemos tomar de dos formas: o pensamos que no cambia nada porque pongamos un calendario nuevo o, por contra, nos lo creemos a saco, revisamos el horóscopo anual de Esperanza Gracia y nos vemos nuevos de pies de cabeza, de estreno, liberados de vicios y lastres, por lo menos hasta mañana por la mañana.

Cogemos la segunda opción, tragamos con el invento, nos subimos a la ola y aprovechamos el viento de cola. Y, con imaginación y suerte, tal vez seamos capaces de visualizar el futuro soleado; puede que una jornada interminable del verano que ahora parece en otra galaxia, pero llegará. Y momentos de emoción, de vida, de esos que en estos días breves de luces esquivas del medio del agujero invernal cuesta siquiera concebir. Y en esos días gloriosos soñados nos vemos mejores (es un nuevo año); no sé, en forma, seguidores de una alimentación sana, poseedores de acento británico de Stratford y orgullosos exfumadores (como yo, que dejé de soltarle 5 pavos al día a Philip Morris el año pasado. Un saludo Phil, hasta nunca).

Del mismo modo, se puede imaginar lo que sucederá aquí este año, en Burgos, lo que este periódico publicará. De entrada, 2023 será brutal porque se inaugurará el centro de salud del Silo, tema fetiche (o ya más bien perversión) de este rincón. Mi sastre ya me está tomando medidas para el frac con el que asistiré. O también puede ser que se retrase de nuevo y el único cemento de la jugada sea el que reviste algunos rostros. Estamos a 2 de enero vamos a pensar que será sí, por lo menos hasta mañana por la mañana. Habrá elecciones, no se sabe cuántas, pero sí que serán un coñazo con el nivel habitual. El Burgos quizás juegue la promoción, puede que suba a Primera, ¿se imagina?; lo mismo el San Pablo; algún otro grupo burgalés, tal vez El Nido, se consolide en el panorama nacional portando emociones de aquí. Y viviremos, pondremos empeño y trataremos de mejorar. Al menos hasta mañana por la mañana.

Que tenga feliz año.

Salud y alegría.