Una familia reabre en la N-I el Hostal Juli de Calzada

S.F.L.
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Sus tres miembros -madre, padre e hijo- dejaron su negocio de Madrid para comprar el mítico local de carretera. Ofrecen desayunos, comidas, cenas, alojamiento y recepción las 24 horas de lunes a domingo

Mihari (i.), Nela y Nicusor gestionan el negocio desde Navidad. - Foto: S.F.L.

Levantar las barreras y eliminar el peaje de la AP-1 hace ya cuatro años supuso una alegría para los conductores frecuentes de la N-I, que comprobaron como el tráfico pesado, camiones e infinidad de turismos dejaron de transitar. Sin embargo, este hecho no fue tan bien recibido entre los trabajadores de la vía ya que desencadenó la pérdida en caída libre de clientes y el cierre de algún negocio de hostelería. Aun así, todavía quedan emprendedores que apuestan por revivir la nacional, como la familia de Nela Ancuta, que se ha hecho con las riendas del mítico Hostal Juli en Calzada de Bureba.

El negocio fue uno de los tantos que no se libró por aquel entonces del 'cerrojazo' generalizado que sufrieron varios bares y restaurantes repartidos por dicha vía. Ubicado a  mitad de camino entre Briviesca y Pancorbo, la pequeña localidad resultó una de las más heridas, primero con la construcción de la nueva variante de la nacional y a continuación con la liberalización de la autopista. No obstante, los nuevos inquilinos procedentes de Madrid consideran que «hacía falta una alternativa más para comer, asearse y descansar en esta carretera».

A falta de días para cumplir un mes como empresarios burebanos, las sensaciones percibidas por la mujer, su marido Nicusor y su hijo Mihai sobrepasan lo esperado. «Tanto los trabajadores de paso como los vecinos de los pueblos de la zona han respondido y acuden a diario para comer o pasar un rato agradable», declaran con ilusión. Y no es para menos. El menú por 13 euros que ofrecen a diario -los fines de semana mantiene el precio- con cuatro primeros platos, cuatro segundos y postres para elegir y totalmente casero ha llamado la atención de grupos de obreros, viajantes y transportistas. También existe la opción de comer de carta, bocadillos o raciones... «tenemos comida para todos los gustos», añade la hostelera.

A su vez, el hecho de ofrecer un servicio de alojamiento con recepción las 24 horas tiene su gracia en una carretera en la que apenas perduran lugares en los que hacer una parada. En el Hostal Juli se puede pernoctar  en uno de sus 22 dormitorios (individuales, dobles, triples o familiares) o simplemente pegarse una ducha por cinco euros para después continuar con el viaje. También reservar sus dos salones para organizar celebraciones o eventos en cualquier época del año. Todo al gusto del consumidor.

La reapertura del local ha generado, por el momento, cuatro puestos de trabajo y Nela confía que con la llegada del buen tiempo se vean obligados a «contratar más personal» para atender tanto el bar, como el comedor o las habitaciones. Asimismo, los propietarios han puesto todo de su parte para mejorar la estética del imponente edificio con la limpieza de la zona del aparcamiento, donde hasta hace semanas la porquería se acumulaba en todos los recovecos, y rehabilitar cada una de las estancias y la cocina. 

A día de hoy, los 29 kilómetros de nacional que transcurren por la comarca burebana  (entre Monasterio de Rodilla y Calzada de Bureba) solo disponen de tres áreas de descanso incluyendo la recién inauguración. El Hostal Hermanos Gutiérrez, ubicado en La Brújula, y el Hotel Restaurante el Vallés de Briviesca se mantienen tras décadas de incesante trabajo. Ambos cuentan con una fiel clientela que no pasan por alto la posibilidad de comer un buen plato o disfrutar de un sabroso café en dos localidades que, además, invitan a hacer un alto en el camino para disfrutar de su rico patrimonio cultural y natural.