Conexión con Santa Casilda

S.F.L.
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La vinculación del canónigo Félix Castro con el Santuario burebano viene desde que cuando era un niño peregrinaba con su familia hasta el enclave espiritual. Durante casi seis años fue el capellán, una etapa que jamás olvidará

Félix Castro es canónigo del Cabildo de la Catedral de Burgos y párroco en San Gil y San Lorenzo. - Foto: S.F.L.

Su marcha no la lleva del todo bien y a diario rememora a su Santa por excelencia. Todo le recuerda a ella y al enclave espiritual donde acudía con sus padres y hermanas de peregrinación desde que tenía solo tres años. El Santuario de Santa Casilda fue el lugar soñado por referencia familiar y emocional para Félix Castro. Le nombraron capellán y durante más de un lustro ha disfrutado de la energía especial que se respira en el lugar. También de las conexiones que ha creado con los briviescanos y con todos los feligreses que cada día se dejaban ver. De vuelta a Burgos, su tierra natal, continúa vinculado.

Actualmente mantiene parte de sus funciones en el Arzobispado como notario de la vicaria judicial, además de ser canónigo en el Cabildo de la Catedral de Burgos. Por motivos de reorganización parroquial le ordenaron regresar a la ciudad para pertenecer a la unidad parroquial de San Gil y San Lorenzo, «un santuario en el centro burgalés», declara el clérigo. Sin embargo, Santa Casilda siempre ocupa parte de su mente. Se ordenó como sacerdote hace 32 años, en los que ha vivido experiencias emocionantes en diversos pueblos de la provincia y en Perú, donde viajó con unos compañeros y permaneció varios años. A su vuelta se instaló en la capital para combinar sus funciones de cura con un trabajo más específico en el Arzobispado como vicesecretario canciller. Pero la vida da muchas vueltas y lo que para uno sería impensable acaba por ocurrir.  

Desde la institución religiosa le ofrecieron ocupar el cargo de rector del Santuario burebano. Algunas circunstancias hacían esa opción impensable. «Pero la Santa una vez más hizo posible mi mayor ilusión», recuerda emocionado. Su afinidad con el lugar es innegable y la devoción y la unión que el religioso mantiene con Santa Casilda ha hecho que en momentos delicados relacionados con su salud, «ella facilitara mi curación», expresa. «También me ha acompañado en los momentos más gozosos de la vida», añade.

Confiesa que la felicidad la ha sentido por varios factores. «El contexto natural y su ubicación es privilegiado, pero el comprobar que conectas con las personas que a diario pasan por allí es lo más enriquecedor. Mi labor era acoger a los fieles y escuchar sus historias», explica. El ambiente que se crea en el Santuario con feligreses procedentes de Briviesca, Madrid o Bilbao resulta «digno de admirar». La gran familia que Castro ha creado quedará siempre en su interior, al igual que la cantidad de anécdotas que conserva, «como para escribir más de un libro», bromea. La mayoría vinculadas a momentos importantes de las personas y especialmente de parejas y matrimonios jóvenes que iban a pedir a la Santa ampliar la familia. «Si por algo es reconocido el lugar y la Santa más allá de las fronteras de la comarca es porque se la considera intercesora de la maternidad», recuerda.

El sacerdote tampoco olvida su día, el 9 de mayo, y la celebración de La Tabera, donde los briviescanos y vecinos de otras localidades de la Bureba acuden al lugar sagrado a misa, comer paella e intentar ganar un 'dinerillo' apostando con la taba.

Mantiene la convicción de que «hay Santuario para rato» gracias a las actuaciones de mejora realizadas en los últimos tiempos, y asegura que «jamás romperá la unión» con la Santa, aquella que conoció y que ama gracias a la devoción que ya arrastraban sus progenitores.
 

ARCHIVADO EN: Briviesca, Bureba, Burgos