"Yo a 'la barca' se lo debo todo, con ella me di a conocer"

A.S.R.
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Aunque su nombre siempre estará ligado al de Eurovisión, donde participó en 1983 sin obtener ningún punto, la sevillana ha tejido su historia al hilo del flamenco con la publicación de varios discos y colaboraciones con figuras de como Camarón

"Yo a 'la barca' se lo debo todo, con ella me di a conocer"

Los primeros pasos de Remedios Amaya en el mundo de la música fueron con un ojo puesto en el público y otro en la puerta del tablao Los Gallos. Apenas tenía 11 años cuando empezó a cantar en este local del barrio sevillano de Santa Cruz y ligera debía andarse para esconderse en cuanto por allí asomaba la Policía. Siempre resultó convincente la señora Pepi en sus explicaciones y aquella niña continuó su carrera por bulerías, fandangos y seguiriyas, sin miedo a meterse en charcos como el que la llevó en 1983 a Múnich a representar a España en el Festival de Eurovisión. Hizo historia. No recibió ningún punto. Un fracaso para unos, un éxito para esta sevillana a la que llaman la Camarona por su parecido con el tenido como uno de los top del flamenco. Aunque, confiesa, para ella no hay nadie más grande que su Dios padre bendito de los cielos. Él la ha acompañado en los momentos más bonitos de su vida y en los más dolorosos.

Estará entre cajas también este sábado en el Teatro Principal durante la apertura de la decimoctava edición de las Noches Flamencas. Presenta Donde nace la lava, un espectáculo en el que comparte tablas con la bailaora Yinka Graves. De esta propuesta y de su trayectoria habla con calidez y cercanía, con el ‘cariño’ y el ‘mi alma’ trufando la conversación.

¿Qué no puede faltar en una noche flamenca?

(Se ríe). A mí me encanta ir a esa tierra a cantar. Allí gusta muchísimo el flamenco, a mí me quieren mucho en Burgos e ir a cantarle al público de allí es una gran satisfacción. Yo estuve actuando en Burgos hace ya unos poquitos de años y me encontré muy feliz y muy a gusto. Espero que todo salga precioso porque yo voy con mi corazón, mi alma y con mucha alegría.

Viene en invierno, con el termómetro temblando. ¿Cómo se llevan el frío y el flamenco?

Muy bien, el frío se queda en la calle, al teatro no entra. Yo soy muy friolera, a mí el frío me acobarda una mijica, pero yo me voy bien abrigadita.

Comparte el espectáculo con Yinka Graves, una bailaora nacida en Londres y de ascendencia jamaicana y africana. ¿Cómo es la mezcla que generan?

Es una mezcla muy bonita. El flamenco es tan espacioso y tan grandioso que dentro de él puedes hacer lo que te dé la gana, siempre y cuando esté pasado el compás, es tan rico que se puede cantar blues, jazz... y la combinación africana y flamenca es maravillosa, preciosa.

Dice que el flamenco lo admite todo y últimamente están surgiendo nuevas maneras de acercarse a él. ¿Cómo ve fenómenos como el de Rosalía?

A Rosalía yo la veo una muchacha joven, haciendo una fusión de música moderna, que me parece muy bien porque a la juventud hay que darle paso, haga flamenco puro o menos puro. Yo apoyaré siempre a las nuevas generaciones, como la Rosalía, por supuesto, una muchacha que se lo hace muy bonito, a su estilo, y como persona es un encanto y me cae de gloria bendita.

¿Existe relevo generacional en este arte? ¿Hay cantera?

Hombre, claro, que hay gente joven, está la Tana, El Potito, Israel Fernández, Antonio Reyes, Duquende... Hay una serie de personas jóvenes que cantan maravillosamente.

La pregunta es obligada, aunque estará cansada de ella. ¿Qué le debe a Quién maneja mi barca y su participación en Eurovisión?

Yo a la barca se lo debo todo porque con ella me di a conocer en el mundo entero y, aunque no ganamos, yo sí gané porque por aquellos entonces yo estaba empezando, a mí no me conocía nadie, nada más que en los tablaos flamencos, y la debo todo lo que vino después. Fíjate como es que hoy por hoy, después de tantos años, te doy mi palabra de honor, que cuando canto en los teatros me piden que la cante. Y yo canto la barca (ríe).

¿Y le gusta que se la pidan? ¿No se cansa?

¡Claro! ¿No me va a gustar? ¡Claro que sí! No me cansa, al revés. Muchas veces me sorprendo y les digo ‘pero de verdad, queréis que os cante’ y ellos ‘sí, sí, sí, Remedios’ y allá va Remedios y canta Quién maneja mi barca.

Para cuando el mundo entero le puso cara ya llevaba muchos tablaos recorridos...

Estoy cantando desde que mi madre me echó al mundo, empecé a los 11 años, en un tablao de Sevilla, que todavía está, se llama Los Gallos, en el barrio de Santa Cruz. Yo a esa casa la tengo muchísimo cariño porque es donde empecé.

Empezó y ya no paró...

Y ya Remedios no paró de cantar en un sitio, y en otro, y en otro... Mi cante lo es todo para mí; es mi alegría, es mi pena, es mi vivir. Yo nací para cantar.

Estuvo retirada de los escenarios por un cáncer de mama. ¿La música le dio fuerza para seguir?

Yo hoy por hoy estoy magníficamente, aunque sigo un tratamiento con pastillas, pero yo soy una mujer de mucha fe, yo nada más que creo en Dios padre bendito de los cielos, fue el que me curó, no lo pongo en duda, y aquí estamos, con más fuerza e ilusión que antes. Sí pasé por un momento de mi vida muy crítico, lo pasé muy mal, pero soy una persona muy positiva, siempre lo he sido, y cuando me vi muy malita, yo dije ‘Remedios, tienes que ser positiva y echarle dos redaños a la vida’ y me encomendé a mi dios padre bendito, que él es el que nos ayuda en todo lo habido y por haber, teniéndole en tu vida, se sobrelleva de otra manera y más bonita.

¿A qué otros momentos de su vida ha tenido que echarle redaños?

La vida es como es, hay momentos que te va maravillosa y otros que no, quién no sufre, quién no tiene una pena o un agobio. Pero soy una persona de mucha fe y muy positiva y yo le saco lo bueno a la vida, lo malo lo olvido, lo aparto a un ladito, si me hace daño no me interesa, yo quiero la positividad de las personas que me rodean, de mis hijos, mis nietos, mis amigos y amigas, que son personas que me adoran y que yo adoro. Esa es mi manera de sentir la vida y de verle el lado bonito.

¿Qué papel juega la mujer en el mundo del flamenco? ¿Hay machismo? ¿Ha tenido que dar alguna vez un golpe en la mesa?

A la mujer en el flamenco la miran muy bien. Cuando las personas son buenas en su profesión te admiran, te respetan, y no hay más remedio que darles su sitio, lo mismo que a los hombres.

¿Qué ritos sigue cada vez que sale a las tablas?

La costumbre que tengo es encomendarme a Dios. Cojo a todos mis músicos, nos damos la mano, le ponemos a él nuestro cante y nuestra música y salimos todos con una alegría en nuestros corazones y en nuestro alma que me como el escenario.

¿Qué proyectos maneja ahora?

No lo puedo decir en estos momentos, pero dentro de muy poquito va a haber una sorpresa maravillosa y preciosa. Os enteraréis muy pronto.