Nunca es tarde si la dicha es buena, pensaron un grupo de vecinos de Busto de Bureba que se unieron en 2021 para luchar por el resurgir del órgano barroco de la iglesia de San Martín que Hispania Nostra acaba de incluir en su Lista Roja de Patrimonio por su mal estado de conservación. El instrumento dejó de sonar hace más de medio siglo y, aunque algunos pensaron que para siempre, otros, como los miembros de la Asociación Amigos del Órgano, no. Gracias a la participación ciudadana, las ayudas obtenidas de la administración pública y de otras entidades, y los donativos obtenidos han recaudado ya 41.300 euros, un tercio de la inversión proyectada para tal fin, que asciende a 120.000. 

El empeño por escuchar de nuevo el intenso sonido que emerge de la trompetería llevó a la agrupación a dar los primeros pasos para alcanzar su objetivo: organizar una rifa solidaria y conseguir fondos que se destinarán a la rehabilitación. Vendieron papeletas por dos euros en el bar El Portillo y la quesería Carreras y el propietario del numero premiado, que correspondía al que coincidió con las ultimas tres cifras del sorteo de la once del día 21 de diciembre de 2021, recibió una cesta de Navidad y un lote de embutidos y productos gastronómicos de la zona. 

Gracias a esta iniciativa y a la puesta en marcha de un rastrillo solidario durante los fines de semana del pasado verano en la torre de la iglesia alcanzaron la cifra inimaginable de 10.000 euros. La Diputación de Burgos y el Ayuntamiento también se han implicado en aportar una cuantía económica de 8.000 y 5.300 euros respectivamente y la Asociación para el Desarrollo Comarcal Bureba (Adeco Bureba) concedió una ayuda de 16.000. Asimismo, los feligreses han realizado diversos donativos hasta acumular 2.000 euros más. A falta de recibir noticias sobre si el proyecto de restauración se beneficiará de una subvención de la Junta, desde la Asociación tienen «buenas expectativas e ilusión por los avances obtenidos».

Sus miembros pretenden recurrir al crowdfunding para llamar la atención de posibles interesados en colaborar en que el órgano histórico, del cual se desconoce el nombre del autor y la fecha exacta de su construcción, recobre vida. No obstante, el lanzamiento de la campaña, por el momento, no tiene día ni hora marcada y lo único que pueden avanzar desde la agrupación es que «la restauración será una realidad que se ejecutará por fases».

La pieza barroca de más de tres metros de altura y fabricada con madera de pino y olmo, con entrepaños de pisas de nogal imitando el mármol y la madera, se ubica en el coro de la iglesia unida a una sillería. Con un teclado en el que faltan teclas y un fuelle inutilizable apenas sostiene una docena de tubos en la fachada. La mayor parte de los registros tampoco se conservan y los pedales se encuentran sueltos. Debido a los daños ocasionados, posiblemente por su traslado y colocación en la ubicación actual, su estado no es bueno. A ello se une el desuso y un largo abandono desde que el último organista, Antonio Tapuerca, dejara la plaza, sin olvidar el vandalismo que ha sufrido, lo que ha ocasionado desperfectos en distintas partes. Además, el paso del tiempo y la presencia de polillas que han dañado las maderas empleadas en su construcción juegan en su contra día tras día.