No es la primera vez que sale en estas páginas. De hecho, es la tercera ocasión en la que protagoniza un reportaje en las páginas de Diario de Burgos. Normal que sus amigos le vacilen de vez en cuando llamándole «el niño del euro» pero a él no le importa. Ya no es un niño, como tampoco la moneda que trajo consigo.

Víctor Sánchez Monedero fue el primer nacido en Burgos la madrugada del 1 de enero de 2002. Sus padres tuvieron que pasar la primera noche del año en el extinto Hospital General Yagüe porque a su criatura le dio por venir al mundo mientras otros acudían a los cajeros automáticos a admirar los nuevos billetes y monedas como si fueran pequeños trofeos.

Sus padres, Luis Carlos y Ana Teresa, aparecieron en la fotografía del día siguiente en la que se anunciaba al primer burgalés del euro. Diez años después volvieron a posar con él, orgullosos de un niño avispado y simpático que ya era perfectamente consciente de su condición singular. Y ahora, convertido en un joven tranquilo y amable, Víctor ya aparece solo.

«Yo sé que fui el primer niño del año y que en ese momento entró en vigor una nueva moneda, pero no le doy demasiada importancia», comenta. «Conozco por mis padres que antes estaban las pesetas y a veces sueltan alguna expresión con ellas. También lo he oído en mi pueblo, San Millán de Juarros, donde pasaba los veranos de pequeño, pero no tengo ni idea de a cuánto equivalía una peseta en relación al euro y sería incapaz de calcular los precios de antes», admite. Algo perfectamente normal para un chaval de su edad, pues ya solo los más veteranos (y agricultores y ganaderos) calculan en duros o en rubias.

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