Son más de las 12 mediodía y el tráfico en la avenida de los Derechos Humanos es cada vez más denso. En la confluencia con Federico García Lorca, nos detenemos en un semáforo. Junto a nosotros, el conductor de un vehículo saca su teléfono móvil y se dispone a enviar un mensaje de voz. No tiene ni la más mínima sospecha de que a su lado hay dos agentes de la Policía Local.

Cómo iba a pensarlo, si el coche que se detiene junto al suyo es uno cualquiera. Cuando quiere darse cuenta, se ve estacionando en doble fila y echando mano a la documentación. Le va a caer una buena multa. El turismo camuflado del Cuerpo Municipal se ha convertido en una herramienta muy útil para perseguir comportamientos al volante como este, aparentemente inocentes pero tras los cuales está una de las principales causas de accidentes, la distracción.  

Nos montamos junto a los policías Claudia y Alfredo en uno de estos vehículos camuflados. Por redes sociales circulan multitud de fotos que los cibernautas señalan como coches 'espías' de los locales. «Tenemos varios y algunos los conocen, pero aun así pasamos bastante desapercibidos», señala esta patrulla. Desde luego, desde el primer instante los conductores observados parecen completamente ajenos a la vigilancia. 

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