"Hay una explosión de creatividad en el diseño de etiquetas"

LETICIA NÚÑEZ
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Los oficios del vino (XXI) | Las ilustraciones de vino puramente descriptivas dejan paso a un intento de buscar el vínculo emocional con el consumidor

Susana Díez se toma cada diseño de una etiqueta como un desafío e intenta olvidarse de los prejuicios asociados al vino. - Foto: DB

Susana Díez se siente más inspirada por las mañanas. Así que empieza el día temprano. Siempre con una reunión en equipo, esencial para que todo el engranaje de la imagen digital de Ribera del Duero funcione. Como diseñadora gráfica de etiquetas personalizadas y de todo el material que cualquier usuario puede ver en las redes sociales de la Denominación de Origen, así como en determinados eventos, asegura que se toma cada diseño como un desafío y que intenta "olvidarse de los prejuicios asociados al vino".

Para ello, antes de meterse en faena, siempre realiza un trabajo previo de investigación sobre el vino, la bodega y el contexto de ese momento. Después, en función de los objetivos que se quieran conseguir, la técnica varía. "Hay ocasiones en las que parto de una ilustración, otras utilizo exclusivamente programas como Illustrator o Photoshop", detalla, al tiempo que subraya que lo que más le gusta es la fusión de la ilustración y las ventajas que aportan los programas de edición. Todo ello, dice, en un tiempo en el que "asistimos a una explosión de creatividad en el diseño de etiquetas de vino" y que Díez, que forma parte del equipo de la agencia Buenbouquet, disfruta por el "trabajo excepcional" que se está realizando.

A su juicio, esta explosión de creatividad "sólo es el principio" y considera que el mundo del vino todavía "debe abandonar muchos prejuicios y verdades absolutas" para mejorar. En este sentido, apunta que el diseño de etiquetas está viviendo un cambio de paradigma en el que los sellos puramente descriptivos y sobrios han dado paso a un interés por buscar la conexión emocional con el consumidor de vino.

Firme defensora de que la etiqueta en un caldo es esencial y de que debe transmitir y cautivar al cliente, Díez trabaja la creatividad manteniéndose alerta con las tendencias a todos los niveles. A la pregunta de qué le sirve de inspiración, responde que intervienen una multitud de factores, incluyendo el estado de ánimo. "Personalmente me gusta pensar que mis viajes, lo que leo o las exposiciones que veo van formando mi estilo y me dan herramientas para hacer mi trabajo, incluso de forma inconsciente", indica, para rematar: "Me parece imprescindible estar al día y no dejar nunca de recibir estímulos".

En lo que respecta a la Ribera del Duero, la diseñadora gráfica explica que no existe ningún estilo concreto y que cada caso es especial y único. "Nos entregamos de forma absoluta para aportar algo diferente que no responda a nada externo".

Eso sí, en la agencia les gusta seguir la línea del evento del que van a formar parte esas etiquetas y de alguna manera meterse en el espíritu de lo que representan. Por ejemplo, cuando se ocupan del diseño de los rótulos personalizados para los directores y actores nominados a los premios Feroz, la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) o para los grupos que actúan en el festival Sonorama Ribera. "Siempre nos gusta hacer un guiño al evento y, a partir de ahí, nos sentimos libres para crear una gráfica que resulte especial y que sorprenda", agrega al respecto.

Un trabajo que realiza junto con un equipo multidisciplinar en el que la retroalimentación resulta clave. Lo integran periodistas o publicistas y todo, hasta el más mínimo detalle, tiene un análisis previo hasta llegar a lo que ve el público. En esta línea, Díez defiende que "el mundo del vino tiene que interiorizar de manera definitiva que una parte imprescindible de su desarrollo está en el marketing, la publicidad, el cuidado de los mensajes que se transmiten, el diseño, la estética... Son cuestiones esenciales y deben estar en manos de profesionales", concluye.