Un hospicio, una vendimia y una muerte "por pena"

L.N.
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Entre las historias ligadas al mundo del vino que están recopilando los vecinos de Fuentecén figura una que ocurrió hace 100 años con un temporero de protagonista y un final de tragedia

Un hospicio, una vendimia y una muerte "por pena" - Foto: F.L.

El mundo del vino esconde historias que bien podrían parecer de ficción. Sin embargo, son tan reales como la vida misma. Entre ellas se incluye una que mezcla elementos tan dispares como un hospicio, una vendimia y una muerte "por pena". Sucedió en la localidad ribereña de Fuentecén hace unos 100 años. Ahora, un grupo de vecinos se ha encargado de escribirla para que figure dentro de un proyecto sobre patrimonio cultural inmaterial que investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid desarrollan en este municipio desde hace unos meses. 

Todo comenzó con una cuadrilla de jornaleros del pueblo segoviano de Sacramenia. Se desplazaron hasta Roa buscando un trabajo en la vendimia. Sin éxito. De ahí se trasladaron a Castrillo de la Vega. Tampoco tuvieron suerte. No obstante, alguien les sugirió que quizá en Fuentecén, un viticultor llamado Feliciano, posiblemente necesitara mano de obra. 

Dicho y hecho. Se hospedaron en la posada de la época, que regentaba el padre de un hombre apodado "Simpático". Uno de los vendimiadores preguntó si le podían indicar dónde vivían un tal Salomón y una tal Isidra. Alejandro, el "tío Peleón", le acompañó. Fue entonces cuando el vendimiador, armado de coraje, se presentó ante el matrimonio como el hijo que habían tenido de solteros. Le reconocieron. Sin embargo, como sus padres no estaban casados cuando él nació, este fue enviado a un hospicio. Después, le adoptó un matrimonio de Sacramenia. Y el vendimiador pasó su vida entre esta localidad y Madrid, donde sus padres adoptivos tenían familia, a la que visitaban a menudo. 

El día que se plantó en 'su' casa de Fuentecén, le presentaron a sus cuatro hermanos y le enseñaron la foto de una quinta hermana que se encontraba sirviendo en Madrid. La sorpresa resultó mayúscula. El vendimiador de Sacramenia debió rascarse varias veces los ojos. Pero sí. No había lugar a dudas. La chica de la foto, su hermana biológica, la que estaba sirviendo en Madrid, también era su novia. Así que no tuvo más remedio que decirle que no podían seguir con su relación sentimental. 

Poco después, esta falleció "de pena", aunque el parte médico achacó la muerte a una anemia. Fue el propio vendimiador de Sacramenia quien, según los vecinos, habría contado su tragedia a varias personas. Y es que al haber forjado una buena amistad con uno de sus hermanos, de vez en cuando, le visitaba en Fuentecén. En un momento dado, todo apunta que en el bar, soltó la bomba. El destino le juntó con sus padres. Le devolvió a sus raíces. Y, desgraciadamente, condenó a su amor.

ARCHIVADO EN: Cuadrillas, Roa de Duero