Inquilino de una familia de origen burgalés

R. PÉREZ BARREDO
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El destino de Juan Carlos I podría ser el complejo de lujo que tienen en la República Dominicana los hermanos Alfonso y José Fanjul Gómez Mena, bisnietos de un emigrante burgalés que levantó un imperio en Cuba gracias a la caña de azúcar

Alfonso y José Fanjul Gómez Mena, bisnietos del burgalés que levantó un imperio en Cuba, escoltan a Juan Carlos I en un reciente encuentro.

Llámenlo exilio, destierro voluntario (o no), marcha, refugio... Lo cierto es que Juan Carlos I ha abandonado España y su nuevo destino podría ser la República Dominicana (los últimos días también se ha  hablado de Abu Dabi). Si así terminara siendo (el secretismo ha rodeado su salida desde el principio), se sentirá muy cerca del país del que fue monarca durante casi cuatro décadas. No en vano, la familia que puede acogerlo tiene raíces asturianas por un lado y burgalesas por otro. Los Fanjul Gómez Mena, que yan sido muchas veces anfitriones de Juan Carlos I, son una estirpe empresarial cuya inmesa fortuna se debe al azúcar. Y, curiosidades del destino, ese imperio fue levantado después de que sus antepasados hicieran lo mismo que acaba de realizar el emérito: emigrar. La rama burgalesa, la de los Gómez Mena, salió del norteño Valle de Mena, concretamente de la localidad de Cadagua, a mediados del siglo XIX.

El primero en hacerlo fue Andrés Gómez Mena. Su destino: Cuba. La llegada del emigrante burgalés coincidió con el momento álgido de la industria azucarera de la joya del Caribe, que habría de convertirse en el principal motor de su desarrollo económico. De carácter emprendedor, tras casarse en Guanacoba con la cubana Eugenia Carlota Tomasa Vila en 1877, logró hacer dinero suficiente para, en 1890, realizar su primera inversión: adquirió las llamadas ruinas de Zulueta, en el corazón de La Habana, frente al Parque Central, donde levantó un noble edificio para oficinas y establecimientos comerciales. Desde entonces y hasta ahora, el inmueble, reconvertido en hotel de lujo tras una rehabilitación tan formidable como millonaria, es conocido todavía entre los cubanos como la ‘Manzana de Gómez’.

Aquello fue solo el principio. En los años siguientes, el burgalés adquirió su primer ingenio azucarero: el ‘Santa Teresa’, que pronto rebautizó como ‘Gómez Mena’. Tras él (que llegó a ser el 16º del país en producción diaria de azúcar, con 600.000 arrobas y cerca de 5.000 trabajadores), llegarían otros: el ‘Amistad’, el ‘San Antonio’, el ‘Sofía’ o el ‘Strada Palma’, con los que Andrés Gómez Mena y más tarde sus hijos crearon la Nueva Compañía Azucarera Gómez Mena. La empresa fue una de las primeras en poseer laboratorios químicos, electrificación y destilería, así como en producir levadura y en sembrar arroz. Muerto el empresario menés en 1917, sus hijos -Andrés, Alfonso, José y María Luisa- continuaron con el próspero negocio. Sin embargo, la crisis mundial de 1921 alteró su proyección y la Nueva Compañía Gómez Mena pasó durante un tiempo a manos de la empresa norteamericana Warner Sugar Refining Corporation.

Los Gómez Mena la recuperarían sólo dos años después, con José en la presidencia (una hija de José, Liliam Gómez Mena, se casó conAlfonso Fanjul, heredero de otra acaudalada y poderosa familia vinculada al azúcar, los Rionda, uniéndose así los apellidos hasta la actualidad). Ya en la década de los años 30 del siglo XX la compañía creada por el burgalés se convirtió en la décima azucarera más importante del país y en la tercera de capital no norteamericano, con una capacidad de molida de 1,35 millones de arrobas diarias. La fortuna de la familia, una de las más poderosas de la sacarocracia cubana, se valoró en 20 millones de dólares. Una barbaridad absoluta.

Sin embargo, la llegada al poder de Fidel Castro en 1959 supuso un mazazo para la multimillonaria familia, que decidió abandonar la isla. De su poder habla el hecho de que abandonaron Cuba en el mismo avión que el presidente Fulgencio Batista... Instalada en Miami, los Gómez Mena decidieron seguir dedicándose al azúcar, aunque ya no pudieran hacerlo en Cuba.En los albores de los años 60, adquirieron 4.000 acres en una zona de humedales cercana al Lago Okeechobee y tres pequeños ingenios azucareros en Luisiana.  En pocos años, y gracias al carácter emprendedor heredado del iniciador de la saga (y al dinero que lograron sacar de Cuba), levantaron de las cenizas un nuevo imperio: compraron tierras y más tierras en dos países del Caribe: Jamaica y República Dominicana. 

En este último, después de pagar la escalofriante cifra de 250 millones de dólares a la multinacional norteamericana Gulf & Western, se hicieron con el Central Romana, un ingenio capaz de producir hasta 820 toneladas de azúcar diarias con más de 20.000 trabajadores en sus campos. Hoy esta empresa, rebautizada con el nombre de Florida Crystals, produce dos de cada tres cucharadas de azúcar que se consumen en Estados Unidos. La empresa está en manos de Alfonso y José Fanjul Gómez Mena, los bisnietos del burgalés y hoy anfitriones del monarca español. Ambos tienen pasaporte español. José estudió con don Juan Carlos y la amistad que trabaron entonces ha perdurado: el monarca español ha estado muchas veces en su actual destino, Casa Grande, el complejo residencial que los Fanjul Gómez Mena poseen en República Dominicana. Tan es así, que hace cinco años inauguró allí una avenida con su nombre. Los Fanjul Gómez Mena es una de las principales fortunas estadounidenses. El patrimonio familiar está calculado en 1.000 millones de dólares.

Pero no todo fueron luces en la resurrección de los conocidos como ‘reyes del azúcar’. Hace unos años, numerosos colectivos sociales, humanitarios y sindicales denunciaron que la empresa dirigida por los hermanos explotaba gravemente a los trabajadores jamaicanos y haitianos de los cañaverales antillanos. Se hablaba de un trato «indigno e inhumano».