Este parque es una selva

C.M.
-

Los vecinos del entorno de San Isidro exigen más mantenimiento y frenar el vandalismo ante el escaso uso de la zona

La maleza ha tapado las escaleras que hay para subir a la pradera superior e invade las laderas. - Foto: Luis López Araico

En su inauguración en 2018 los políticos aseguraron que el parque de San Isidro estaba llamado a ser el 'pulmón verde' de la zona sur y que en un horizonte de diez años alcanzaría todo su esplendor. Sin embargo, la realidad es bien distinta. El propio diseño y la falta de mantenimiento continuado,- además de los actos vandálicos-, hace que se haya convertido en una selva al estar lleno de maleza y cardos.Todo ello redunda en un escaso uso, salvo por los dueños de perros, que acuden al área de esparcimiento canino situada en la zona de arriba, o los jóvenes que hacen acrobacias en las pistas de skate a última hora de la tarde.

El parque se ganó al antiguo circuito de motocross y en su ejecución se gastaron 1,1 millones de euros pero nunca se ha llegado a colmatar. La hierba que se sembró nació de forma irregular y en algunas zonas se tuvo que resembrar. Ahora está totalmente cubierta por la maleza, empezando desde los accesos hasta la parte superior en la que se sitúa el mirador, pasando por las escaleras de madera y el entorno de los toboganes. El diseño en altura no favorece las labores de mantenimiento por la imposibilidad de acceder con máquinas, de modo que serían necesaria la intervención de las brigadas forestales con cierta regularidad. «Entendemos que hay más zonas verdes en la ciudad pero desde que se hizo el parque de San Isidro no ha habido un mantenimiento en serio desde hace seis años.

Demasiado que han aguantado los árboles en un terreno tan arcilloso», lamenta Miguel Ángel Martínez, del Consejo de Barrio de San Pedro y San Felices, al tiempo que auguró que al menos medio centenar de árboles no han sobrevivido desde la plantación inicial. 

Las malas hierbas también cubren los alrededores de la pista de skate y la ladera para descender desde la pradera superior a la inferior y los accesos tampoco presentan una imagen mucho más amable. Por el contrario, en la zona en la que ubican unas mesas el verde brilla por su ausencia.

La zona superior tampoco ofrece un mejor aspecto. El mirador ha sido objetivo de los vándalos y el área de esparcimiento canino ofrece una imagen de abandono con varios de sus elementos abombados. Los toboganes, dos de ellos de 40 metros prácticamente no tienen uso. El metal quema al deslizarse en verano y está demasiado frío en invierno.

El área de juegos infantiles también presenta un estado de abandono. Algunos elementos están estropeados y prácticamente ningún menor juega en ella. «Se gastaron más de un millón de euros para nada», añadió Martínez.

Quejas en el distrito. La falta de mantenimiento del parque de San Isidro es ya un tema recurrente en la junta del Distrito Sur. En la última reunión se trasladó a sus miembros un escrito con el compromiso por parte del área de Medio de Ambiente de realizar siegas a lo largo de este mes, así como también el desbrozado de los taludes aunque esta operación se prevé llevar a cabo en junio. Finalmente, está previsto intervenir en el entorno de los toboganes al haberse detectado cierta erosión en el suelo en el que están enclavados como consecuencia de la escorrentía superficial. «Entendemos que son muchas hectáreas y el parque está en talud pero no solo hay que venir a cortar la cinta sino también se necesita mantenimiento», indicó Ángel García, de la Asociación de Vecinos Nuestro Barrio y miembro de la junta del Distrito Sur. 

San Isidro se concibió como un parque forestal moderno, con dotaciones para jóvenes (grandes toboganes y pista de skate) y familiar y se plantaron 400 árboles y más de 1.000 arbustos pero no termina de cuajar ni de ser un espacio atractivo que atraiga, al menos, a vecinos de la zona. La mayor parte del día no hay ni un alma.