La portada de un libro puede que no sea determinante cuando el objetivo es llevarse lo último de un escritor concreto, pero a veces, cuando se deambula por una librería en busca de un volumen para regalar a uno mismo o a un tercero, probablemente esa primera página incline la balanza. Si es atractiva, por lo menos conseguirá que ese susceptible lector se detenga en la obra. Defreds tiene un pelotón de seguidores y muchos tendrán ya su nuevo título, Ya no quedan ciudades, a la venta desde el pasado jueves y ya en las listas de los más vendidos. Pero quienes desconozcan a este autor, uno de los nombres de la nueva hornada de poesía dados a conocer en las redes sociales, repararán en ella por su seductora portada, firmada por Sandra Rilova.
A la burgalesa le llegó la obra a través de Espasa Editorial, un sello con el que había colaborado anteriormente, en la portada de Mujeres brújula en un bosque de retos, de Isabel Sánchez, y con el que espera seguir haciéndolo.
«Cuando se trata solo de hacer la portada suele ser un trabajo más rápido y directo. En muchos casos ni te pasan el texto o no tienes tiempo para leerte toda la obra, a veces te dan unas palabras clave o ideas y en base a ellas haces la ilustración», señala y observa que en este caso sí contó con todo el material y con total libertad para crear. «Como habla de ciudades he tirado por siluetas de algunos edificios reconocibles y luego he jugado con los colores», agrega y apostilla que prefiere resolverlo rápido para no darlo muchas vueltas y beneficiarse de esa frescura inicial. Suele mandar varios bocetos.
El editorial es el ámbito principal en el que se mueve Rilova, aunque la mayoría de sus trabajos hasta el momento han ido más allá de la portada. Ha ilustrado El mundo de Sofía, de Jostein Gaarder, para el sello británico The Folio Society, finalista en los premios del Museo Victoria & Albert de Londres; La reina de picas, de Alexander Pushkin, y Piel de asno, de Sofía Rhei, ambos de la Editorial Nevsky; o I am king, un proyecto personal, finalista en los Silent Book Contest 2018.
Con pesar, también ha tenido que rechazar algunos encargos por falta de horas. Está trabajando en dos propuestas internacionales, de las que aún no puede adelantar nada, que la están robando el tiempo a manos llenas pero que la tienen la mar de ilusionada.