La pasada semana entraba en funcionamiento en pleno polígono de Gamonal una línea de cocción de mariscos, que ha supuesto una inversión de 3 millones de euros para la empresa que impulsa este proyecto, Pescafácil. El arranque de esta nueva instalación se produce a escasos días de las grandes citas de la Navidad, justo en el momento de mayor actividad y empleo de la industria marisquera en Burgos, que cuenta con cuatro empresas de referencia en el sector:Gambastar (con sede en Valdorros), Langus Seafood, Angulas Aguinaga (ambas en el recinto aduanero de Villafría) y la mencionada Pescafácil (en Pentasa II). Son cerca de 600 empleos en conjunto a pleno rendimiento y una producción global que solo en langostino supera las 15.000 toneladas al año, en torno al 30% de lo que se cuece a nivel nacional. 

El marisco, importado de Latinoamérica, congelado y cocido, eligió este emplazamiento en mitad de la Meseta por la iniciativa y el acierto de emprendedores locales que supieron ver el negocio (las familias Llop y Cuevas), por las facilidades de comunicación con los principales puertos marítimos y mercados de la Península y el sur de Europa y también por la posibilidad de realizar gestiones aduaneras en Villafría para facilitar al máximo las tareas de exportación e importación de estos alimentos.

Este es el entorno en el que trabaja un sector ya «maduro», que ha visto y ha contribuido a que el marisco se transforme en un alimento de gran consumo a lo largo de todo el año, aunque especialmente en las fechas navideñas que ahora se aproximan. Las cuatro industrias mencionadas están, literalmente, a tope para atender a toda su cadena de clientes nacionales e internacionales, desde grandes superficies y distribuidores hasta toda la red del comercio de la alimentación, con marca propia o a través de las marcas de sus clientes.

Daniel Llop, gerente y fundador de Pescafácil hace 26 años, culmina el año consolidando su alianza con el Grupo Lamar, el mayor criador de langostino vannamei en acuicultura de Venezuela. En los últimos días, con la nueva línea de cocción en marcha, ha puesto a pleno funcionamiento los 6.000 metros cuadrados de planta productiva con los que cuenta en el complejo de naves de Pentasa II.

El plan de negocio de este cocedero viene marcado por un crecimiento sostenido en los próximos años: si en 2018 se alcanzó una producción de 2.700 toneladas de marisco, este ejercicio se superarán las 3.000 y el objetivo para los próximos 2 o 3 años es alcanzar las 5.000 toneladas comercializadas, lo que supone duplicar la producción.

La plantilla habitual de esta industria alimentaria es de 38 trabajadores, aunque en temporada alta -como la que se vive en la actualidad- se alcanzan entre las 80-90 personas e incluso pueden superarse las 100 los próximos días de alta demanda.

VALDORROS. En la industria de Valdorros, el grupo Gambastar, también viven intensas jornadas de trabajo. Comercializan más de 11.000 toneladas de marisco al año y elaboran en Burgos más de 9.000, cuyo destino son los principales mercados europeos, especialmente los del sur (Francia, Italia, Portugal...). La cocción de gambas y langostinos -importados de más de 15 países- y su logística genera más de 200 empleos en esta compañía y una política de inversiones en Burgos de carácter anual.

«Hacemos inversiones continuadas cada año en nuestras plantas para mejorar y ampliar las instalaciones y así poder adaptarnos a las necesidades de nuestros clientes. Hemos crecido en volumen procesado y comercializado a un ritmo medio del 10% en los últimos 3 años, lo que ha permitido consolidar facturación y empleo. Para los próximos ejercicios esperamos seguir con la misma tónica», señalan desde la dirección de Gambastar.

«Se suele decir que Burgos es la ciudad europea por la que más langostinos pasan. Tenemos una ubicación logística excelente para poder recibir producto de los diferentes puertos españoles y a su vez dar cobertura a todo el mercado nacional y Europeo. Las empresas del sector ubicadas en nuestra provincia tienen una experiencia larga y consolidada en el sector y están adaptando todos sus procesos para lo que nos puede nos puede demandar el futuro», explican.

TRADICIÓN. El marisco, con el langostino vannamei (cultivado) y el gambón argentino (salvaje) a la cabeza, es un producto tradicional que ya no se consume solo en Navidad, aunque los picos mayores de demanda se concentran durante estos días y en el verano. «Se consume más y los consumidores no solo miran el precio a la hora de ir a la compra», reflexionan desde Gambastar. Antaño alimento exclusivo de las fechas señaladas, ahora se valora por ser un producto sano (rico en proteínas y bajo en grasas), con calidad y precio óptimo.

Llop matiza que al consumidor nacional y también al portugués le gusta ver los langostinos enteros en el plato, un gusto que no ha variado con el paso de los años pese a la variedad de formatos con los que se presenta en el lineal de los supermercados y comercios.

(Información completa en la edición de hoy)