Con el actual modelo de Seguridad Ciudadana en la provincia de Burgos, unos 24 guardias civiles se tienen que encargar de vigilar los 364 municipios que la conforman. Las patrullas, en muchos casos, abarcan un territorio de cientos de kilómetros en los que es imposible llegar en un tiempo razonable. Sin contar que hay efectivos que doblan turnos y tienen que buscar personal de otros cuarteles para poder cumplir con un servicio mínimo. Este es, según denuncia la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), el resultado de una política de recortes de personal desde hace años.
Porque la solución aportada por la DirecciónGeneral cuando hace un lustro la Comisión Europea le advirtió de que estaba incumpliendo la normativa de horarios, la cual estipula que los descansos tienen que ser mínimo de 11 horas, fue precisamente la contraria a la esperada por los agentes: en vez de aumentar la plantilla, se reorganizó de tal manera que menos patrullas velaban por el mismo territorio.
En el caso de Burgos, la medida va en contra no solo de los propios guardias civiles, sino de los ciudadanos, entienden desde la AUGC. Especialmente se nota en La Bureba o Las Merindades, donde incluso para conformar una pareja de vigilancia hay que hacer encaje de bolillos.
«Se han dado casos en los que un agente de Pancorbo se ha tenido que ir a Belorado a buscar a su compañero. La cuestión es que si no están juntos no empieza la patrulla. Eso significa que la media hora de ida y la otra media de vuelta que pierde en el trayecto es tiempo que no hay vigilancia en esa zona», explican fuentes de la agrupación sindical. Y este es, añaden, un ejemplo «demasiado habitual». «Es más problemático en la zona de Sedano o Medina de Pomar, porque allí las distancias son mayores y los trayectos más largos», insisten.
Según calculan, por turno hay una media de 12 patrullas de Seguridad Ciudadana en toda la provincia, que para más inri se caracteriza por su dispersión poblacional, a las que se suman otras 9 o 10 del Subsector de Tráfico, una agrupación que tiene que controlar unos 1.000 kilómetros de carreteras. Si a un servicio que a ojos de cualquier ciudadano se antoja escaso, reconocen desde la AUGC, se une el problema que tienen los propios profesionales a nivel interno. Algunos de ellos, se ven obligados a hacer 'dobletes'. Es decir, que tras hacer sus horas por la mañana tienen que volver a las calles por la noche, por ejemplo. Y la situación empeora cuando en algunos cuarteles las bajas se suceden.
Desde esta agrupación llevan años reivindicando una «reorganización» de la Benemérita en la provincia, de manera que se reunifiquen cuarteles para mejorar la distribución de efectivos. Que compañías como la de Miranda de Ebro, en lugar de organizar cinco cuarteles se reduzca a tres. De esta forma, se ahorraría en personal de oficina dedicado a tareas burocráticas y podrían dedicarse también a patrullar.