«Autopistas y trenes ya no son claves para atraer empresas»

G. ARCE
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José María Vela, director del Instituto Tecnológico de Castilla y León, analiza la realidad económica provincial así como su futuro, y afirma que «preocupa que Burgos pierda inversiones industriales de la dimensión que está logrando Valladolid»

José María Vela, director del Instituto Tecnológico de Castilla y León (ITCL). - Foto: Valdivielso

Lleva 29 años al frente del Instituto Tecnológico de Castilla y León (ITCL),  institución impulsada por los ingenieros industriales y radicada en el polígono de Villalonquéjar. Desde hace un año preside la Asociación Red de Centros Tecnológicos de Castilla y León, que reúne a los nueve centros que se dedican a la investigación y el desarrollo de cientos de innovaciones para su aplicación en el ámbito de la empresa española. Ingeniero y profesor universitario, José María Vela conoce muy bien la economía burgalesa, sus virtudes y sus defectos, y lo que se cuece en muchas de sus empresas, enfrentadas ahora al enorme reto tecnológico de la Industria 4.0 (ya se habla de la 5.0) que está poniendo y pondrá a prueba su futuro a medio plazo.

¿Cuál es el momento del ITCL?
A pesar de la incertidumbre general en la que nos movemos todos, nuestro momento es extraordinario. Este ejercicio superaremos un 20% las previsiones de ingresos que teníamos en el presupuesto [6 millones] y alcanzaremos las 70 personas en plantilla (ingenieros, doctores, másteres...), además de un buen número de becarios y colaboradores. Tenemos cerrada en firme una bolsa de contratos que casi alcanza al 70% del presupuesto de 2023 y con una cartera importante de proyectos para 2024 y 2025.

¿Qué les diferencia del resto de institutos tecnológicos?
Disponemos de algunas unidades de investigación calificadas con el sello de 'excelente'. En concreto, hay una convocatoria del Cedeti (Centro para el Desarrollo Técnico Industrial) conocida como Cervera que apuesta por unas tecnologías muy concretas. Dentro esta convocatoria, tenemos dos proyectos aprobados con otros centros tecnológicos vinculados a las líneas de salud y fabricación, en tecnologías avanzadas en Industria 4.0. A nivel regional, contamos con grupos de investigación excelentes en electrónica e inteligencia artificial, modelado y sistemas energéticos y realidad virtual, realidad aumentada y realidad inmersiva.

¿Están notando los fondos europeos Next Generation?
Ya los estamos viendo a través de diferentes convocatorias. Nos han aprobado diferentes proyectos colaborativos, en los que participan empresas. Estamos teniendo muy buenos resultados en convocatorias nacionales muy competitivas y que requieren un nivel de excelencia de los socios muy alto.

Ponga algún ejemplo.
De los 11 proyectos aprobados en la primera resolución del PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica) del vehículo eléctrico, ya participamos en uno liderado por Fagor, con un presupuesto de 1,8 millones. Fue el segundo proyecto con mejor valoración técnica después del planteado por Seat.

¿Cuál es su virtud?
Es un proyecto de nicho, dirigido a vehículos eléctricos especiales para montes o para aeropuertos, entre otros usos más particulares. El ITCL se ocupa de toda la parte electrónica, de su control y manutención, entre otras. Vimos una oportunidad en la que no íbamos a competir con los grandes fabricantes de vehículos eléctricos urbanos. 

¿El dinero de los fondos europeos empieza a llegar?
La estadística dice que llega poco. El PERTE del vehículo eléctrico estaba dotado con algo menos de 3.000 millones de euros y solo se han adjudicado algo más de 800 millones, ni el 30% de lo previsto. No es fácil para las empresas llegar a convocatorias de este tipo, que exigen de unos requisitos, de unas responsabilidades y de unos consorcios muy complejos de gestionar, en los que participan muchísimas empresas. Es un problema porque, cuando una empresa ya tiene diseñada su estrategia de I+D, la siguiente forma que tiene para crecer es participar en proyectos consorciados con otras empresas.

¿Cuánto tarda en llegar lo que ustedes crean al día a día de la empresa?
Nosotros no planteamos proyectos de tecnología para hacer tesis doctorales o para publicaciones especializadas (que también lo hacemos), nuestro reto siempre es sacar un producto mínimamente viable para que, evolucionado, llegue al mercado. Esta es nuestra cultura. Si hay un riesgo muy alto de que no se haga realidad, no entramos. Los proyectos de los que hemos hablado están muy cerca del mercado. De hecho, nuestro crecimiento de los últimos 4 o 5 años está ligado a grandes consorcios de I+D, con 6 o 7 socios, con empresas y retos buscados por nosotros.

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¿Burgos está perdiendo la carrera del vehículo eléctrico?
No, hay muchas empresas que ya están trabajando para el vehículo eléctrico. Dicho esto, deben aumentar su capacidad desarrollo y ser referentes a nivel mundial. Deben ser creativas y proponer soluciones a sus cuarteles generales. Ya tenemos ejemplos muy claros y debemos ayudarlas.

Valladolid ha captado una fábrica de autobuses eléctricos y una megafactoría de baterías; Burgos ni ha olido estos proyectos.
Son grandísimos proyectos que van a hacer más ciudad a Valladolid. Aquí nos enfrentamos al retraso inexplicable del Parque Tecnológico, un cúmulo de errores que no podemos arreglar y que solo pedimos que no dilate más el proyecto. Estamos ante un error histórico con responsables. Burgos no merecía esto y eso se nota. Ahora el Parque Tecnológico tiene que cambiar el enfoque para el que se creó. Si queremos especialización hay que replantear la idea. Esto no son solo parcelas, sino una estrategia para captar inversiones. Hay que especializares y diferenciarse porque hay muchísima competencia. Urge una reflexión en este sentido. Burgos no logra inversiones productivas. Le falta capacidad para vender ciudad y sus ventajas. Y Promueve es responsable de estas iniciativas. Me preocupa que Burgos pierda inversiones de la dimensión que ha logrado Valladolid. Crecer a base de pequeñas empresas es bueno, pero hay muy pocas startup que crezcan, rompan y creen mucho empleo. Tenemos que jugar en las dos ligas: la del conocimiento y las pequeñas tecnológicas y la de las grandes inversiones industriales. Somos una ciudad industrial y cultural, hay que reforzar y vincular a su industria y su cultura con todos los demás sectores (hostelería, comercio, turismo...).

¿En qué medida los retrasos en la construcción de autovías y ferrocarriles condiciona nuestro futuro?
Son muy importantes, pero no son los elementos decisorios en la actualidad. Burgos dispone de banda ancha de más de 30 megabytes/segundo en más del 90% de su territorio. Hoy este no es el problema. Tenemos que cambiar el discurso e identificar dónde están los  criterios de decisión para que una empresa se instale en un sitio u otro. Tenemos que ver con quién competimos y qué herramientas utiliza para competir con nosotros. Es un trabajo fundamental.

(La entrevista completa, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)